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Los valores como direcciones de vida

¿Alguna vez te has planteado si vives la vida que quieres vivir? ¿Qué es lo que te importa en la vida? ¿Cómo quieres ser?

Son preguntas que no solemos hacernos con mucha frecuencia y que dependen de lo reflexivos que seamos. Nos dejamos arrastrar por el ritmo de vida que llevamos, sin darnos cuenta de cómo vivimos y de lo que realmente es importante para nosotros.

Esta reflexión personal sobre la vida que queremos vivir es imprescindible para coger las riendas de nuestra vida y dirigirnos en la dirección que deseamos.

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¿Qué son los valores?

Desde la infancia, nuestros padres nos van transmitiendo diferentes mensajes que vamos interiorizando cada uno de nosotros. Por ejemplo, "tienes que ser generosa y compartir los juguetes". Gracias a estos mensajes, aprendemos qué acciones son importantes y nos van definiendo como persona.

Estos actos que definen lo que realmente es importante para nosotros son nuestros valores. Son nuestros principios, nos sirven de guía y de motivación en la vida. Nos indican cómo queremos ser, cómo queremos relacionarnos con el mundo y qué es lo que realmente merece la pena para cada uno de nosotros.

Los valores son direcciones de vida elegidas, nuestros puntos de la brújula, determinan hacia dónde queremos ir, hacia dónde queremos orientar nuestor viaje.

Como una dirección no es algo que tenga fin, que se pueda alcanzar, un valor nunca se agota, nunca llega a su fin. De ese modo, si uno de mis valores es ser una persona sana, siempre voy a poder hacer cosas en consonancia con ese valor. Como, por ejemplo, llevar una dieta equilibrada, hacer ejercicio, tener hábitos saludables etc.

Esto nunca llega a su fin, no por hacer ejercicio durante una temporada habrás conseguido ese valor (has podido conseguir un objetivo, por ejemplo correr una maratón).

Steven Hayes, en su libro Sal de tu mente, entra en tu vida, habla de los valores mediante la metáfora del "autobús de tu vida". En este viaje, tú eres el conductor de ese autobús. Se subirán pasajeros (emociones, recuerdos, pensamientos, sensaciones...) que tratarán de boicotearte el viaje, queriendo ir en una dirección opuesta a tus valores. A veces nos dejamos llevar por ellos llevando un estilo de vida o tomando decisiones que no nos hacen sentir bien. Pero no son ellos los que tienen el control del autobús, eres tú quien decide en que dirección vas a ir, hacia dónde va a ir tu vida, independientemente de los pasajeros que te acompañen en el viaje.

Un valor no es un sentimiento, ya que un sentimiento se puede tener, pero un valor no se puede tener como si fuera un objeto. No está en el futuro, no es un resultado, ni un deseo, ni una meta a la que haya que llegar.

Las metas nos conducen en la dirección de nuestros valores. Son nuestros mapas de carretera, la parte “visible” de los valores, es decir, los elementos, cosas, situaciones que se pueden alcanzar.

Marcarnos metas y objetivos nos ayuda a mantenernos en el camino. Para ello, primero identificaríamos y clarificaríamos nuestros valores, después nos marcaríamos las metas y los objetivos acordes a los valores y, por último, definiríamos las acciones que tenemos que llevar a cabo para alcanzar dichas metas.

Ejercicios para identificar los valores

Como hemos comentado, para vivir una vida valiosa, debemos actuar conforme a nuestros valores. El problema viene cuando no sabemos identificar cuáles son esos valores.

Por ello, el primer paso será identificar y clarificar nuestros valores en las distintas áreas de nuestra vida. Este trabajo en terapia se puede llevar a cabo mediante los ejercicios que aparecen a continuación.

1. Asistir a tu propio funeral

Antes de comenzar, decirte que no se trata de ningún ejercicio morboso. La finalidad de este ejercicio es descubrir la manera en que te gustaría ser recordado, ya que esto puede darte información sobre lo que valoras y es importante para ti.

Reflexiona primero sobre lo que temes que te pudieran decir. A continuación, sobre lo que podría decirte un ser querido y sobre lo que te gustaría que dijera. ¿Qué cosas te gustaría escuchar?. En ocasiones, cuando entierran a la gente, escriben un epitafio, ¿Qué frase te gustaría que tuviera tu lapida?

2. Imagínate que tienes 80 años

Para hacer este ejercicio tienes que imaginarte que tienes 80 años y miras atrás para ver tu vida tal y como es hoy. Una vez hecho esto, termina las frases siguientes:

  • Pasé demasiado tiempo preocupándome por...
  • Dediqué demasiado poco tiempo a hacer cosas como..
  • Si pudiera retroceder en el tiempo...

3. Diez áreas valiosas

Consiste en descubrir tus valores en las siguientes áreas: matrimonio/pareja/relaciones íntimas; hijos; relaciones familiares (distintas de las de la familia nuclear); amigos/relaciones sociales; carrera/empleo; educación/formación/crecimiento personal/desarrollo; ocio/diversión, espiritualidad, ciudadanía; salud y bienestar.

Al realizar este ejercicio puedes darte cuenta de las áreas que son realmente importantes para ti y de las que no lo son. Si hay algo área en la que no encuentres ningún valor, puedes dejarla en blanco. No hay respuestas buenas ni malas, puesto que no hay valores mejores o peores.

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Conclusión

Es conveniente que cada uno de nosotros trabajemos en nuestros valores, en cómo queremos ser, en qué dirección queremos llevar nuestras vidas.

Gracias a eso nos motivamos hacia el cambio, pasamos a la acción estableciendo objetivos y metas a corto y largo plazo que nos aportan sentido, dirección y nos hacen sentirnos cómodos con ellos y con nosotros mismos porque están en consonancia con nuestros valores.

Si te apetece que te acompañemos en este proceso de clarificar y vivir conforme a tus valores, no dudes en contactar con nosotros.