El autor William Lyons propuso una nueva teoría, diferente a las que estaban establecidas hasta entonces, en torno a la emoción.
Con este artículo conoceremos mejor la propuesta que Lyons puso sobre la mesa para poder dar una explicación coherente a uno de los fenómenos psicológicos más importantes, como son las emociones humanas y sus diferencias con otras teorías sobre este campo.
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La teoría causal-valorativa de Lyons y el conflicto de las emociones
La teoría causal-valorativa de Lyons se encuadra dentro de las teorías cognitivistas psicológicas que tratan de ofrecer un marco explicativo y predictivo de las emociones humanas. El de las emociones siempre ha sido un tema muy controvertido, que ha generado opiniones muy diversas en las diferentes escuelas de psicología para tratar de fundamentar las bases de este fenómeno.
Esta controversia podría estar generada por varios factores. Para empezar, se trata de una temática especialmente compleja. Además las emociones suponen una contraposición a nuestra parte más lógica y analítica, la de la razón. Por eso la teoría causal-valorativa de Lyons supone un intento por darle una explicación plausible.
La gran diversidad de las emociones, que cualquier ser humano puede experimentar en un momento dado de su vida, supone una serie de enigmas a resolver para los investigadores. Por ejemplo, cuál es la función de estas en un ser con un raciocinio tan desarrollado como es el ser humano. Podríamos preguntarnos igualmente qué es lo que las origina.
Más adelante veremos cómo la teoría causal-valorativa de Lyons trata de dar cabida a este fenómeno. Debemos tener en cuenta que todo lo que rodea a los fenómenos afectivos de los humanos está envuelto en un áurea de complejidad. Incluso si nos paramos a pensar simplemente en describir un sentimiento concreto, nos damos cuenta de lo complejo que resulta expresar con palabras lo que supone una emoción.
Se da por lo tanto una dicotomía al respecto: cualquiera sabe en qué consiste una emoción determinada y la ha experimentado innumerables veces en la vida, pero al mismo tiempo es un concepto muy difícil de definir y mucho más aún de explicar, lo que ha dado lugar a la creación de muchos y muy diferentes modelos psicológicos, entre ellos la teoría causal-valorativa de Lyons.
No solo existe esa variedad de modelos, sino que cada uno de ellos utiliza un sistema diferente para poder estudiar y explicar las emociones, basándose en metodologías tan diversas como la propia introspección del individuo, el análisis de la conducta en una muestra de población determinada o incluso estudios neurocientíficos que traten de arrojar luz sobre los mecanismos cerebrales que se esconden tras nuestros sentimientos.
En qué consiste la teoría causal-valorativa de Lyons
La teoría causal-valorativa fue planteada por el autor William Lyons en su publicación Emotion, en forma de ensayo, en el año 1980. Lyons decide crear su propio modelo debido a sus discrepancias con todas las teorías publicadas hasta la fecha, que le parecen incompletas o insatisfactorias para una cuestión tan importante como es el explicar el por qué de las emociones.
En su nuevo planteamiento, Lyons desarrolla un sistema basado en 6 puntos, que vamos a ver detenidamente a continuación.
1. Emoción como estado
El primer punto que establece la teoría causal-valorativa de Lyons es que el estudio ha de hacerse teniendo en cuenta la emoción como estado, o lo que es lo mismo, el estado emocional del individuo. Este concepto permite situarnos sobre el hecho concreto y no tomar como referencia la concepción abstracta de la emoción en sí.
Por lo tanto, el estado emocional nos permitirá analizar la situación concreta en la que este se ha originado, cuáles son las manifestaciones fisiológicas que el individuo ha experimentado a raíz de este estado, las causas que han acontecido previamente y que han podido facilitar el despliegue de esta emoción en la persona y cualquier otra variable que queramos analizar.
En el otro lado estaría la emoción de tipo disposicional, que se referiría a un rasgo característico de la persona o a una predisposición a experimentar emociones o sentimientos de un tipo determinado. Este tipo de emociones, según la teoría causal-valorativa de Lyons, no nos sirven para poder realizar predicciones acerca de las posibles reacciones en el sujeto, pues podrían estar generadas por la emoción disposicional o no.
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2. Cambios fisiológicos asociados
Cuando nos centramos en la emoción como un estado determinado de un momento concreto, podemos entrar a valorar los cambios a nivel fisiológico que está experimentando el individuo a causa de de ella, ya que es aparentemente sencillo discernir entre su estado base y los cambios que le han venido sobrevenidos a raíz de la experimentación de la emoción concreta que estamos analizando.
La teoría causal-valorativa de Lyons afirma que son esos cambios que el individuo observa en el organismo los que nos permiten hablar de una emoción como tal. Pero no solo eso, sino que los cambios vienen precedidos por una valoración que el sujeto hace sobre la situación que está viviendo. Esa valoración es igualmente imprescindible para que podamos establecer el concepto de emoción en la reacción que el individuo ha experimentado.
Lógicamente, las emociones afectan de manera muy diferente a las personas y además se pueden experimentar de una manera gradual. De hecho, podemos llegar a no sentir los cambios fisiológicos, pero eso no le resta validez a la emoción sentida por el sujeto. Para la teoría causal-valorativa de Lyons, no es imprescindible que siempre se dé esta sucesión entre la valoración del individuo sobre la situación y los cambios percibidos en el cuerpo.
Lo importante en este sentido es que este fenómeno ocurra de una manera frecuente, es decir, que la mayoría de las veces sí que encontremos las señales fisiológicas asociadas a la emoción, tras la valoración realizada por la persona.
3. Diferencias entre emociones
Para poder hablar de diferentes emociones según la teoría causal-valorativa de Lyons, la clave reside en la valoración que la persona ha realizado acerca de la situación vivida. Es ahí y solo ahí donde encontramos el elemento diferenciador, a pesar de que todas las demás cuestiones adyacentes a todo este procedimiento puedan estar arrojando pistas, a veces muy valiosas, acerca del sentido de la emoción.
Por lo tanto, para Lyons, el comportamiento del sujeto derivado de la experiencia vivida, sus gestos, especialmente los faciales, la comunicación verbal y no verbal, así como otras señales, van a ofrecer al investigador algunos indicios sobre el tipo de emoción concreta que ha experimentado el sujeto en cuestión, pero será únicamente la propia valoración que este realice la clave para poder realizar una clasificación correcta.
4. La importancia del deseo
Otra de las claves que la teoría causal-valorativa de Lyons pone sobre la mesa para poder identificar las emociones es el concepto de deseo. Para Lyons, el deseo es una cuestión inherente a algunas emociones y por lo tanto es una cuestión que se añade tanto a la valoración como a los cambios fisiológicos, a la hora de poder realizar un estudio que nos permita identificar el estado emocional experimentado.
Un ejemplo muy claro sería respecto a la emoción del miedo. Cuando una persona está experimentando un estado emocional de miedo, lo lógico es que inconscientemente genere un deseo, en este caso el de la huida, para alejarse del estímulo amenazante. Pero también podría ocurrir con emociones positivas como es la del amor. En este caso también hay deseo, pero en otra dirección, pues el sujeto lo que desea es acercarse al elemento que le despierta esa sensación tan buena.
Para la teoría causal-valorativa de Lyons, por lo tanto, el deseo es imprescindible para poder afirmar que se está experimentando este tipo de emociones. Si no lográsemos encontrar este elemento solo cabrían dos posibilidades: o la emoción no ha ocurrido en la persona o bien el individuo no ha sido capaz de identificarlo correctamente.
Igualmente, si dice sentirlo pero en realidad no es así, estaríamos ante un error en la identificación de la emoción, que puede venir de una equivocación de la propia persona a la hora de percibir este deseo o incluso de una mentira, si lo estuviera afirmando sabiendo de forma consciente que no es así.
5. La guía del comportamiento
Ya hemos visto cómo la teoría causal-valorativa de Lyons identifica las emociones. Pero igual de importantes son las conductas que se generan a raíz del estado emocional. Lo que Lyons afirma es que no podemos establecer patrones rígidos de respuesta conductual a una emoción determinada, sino que los comportamientos pasan por un filtro racional, guiados por los deseos generados por la emoción y por la valoración de la misma.
6. Más allá de la valoración
Por último, la teoría causal-valorativa de Lyons deja claro que, aunque se le otorga una importancia clave al concepto de la valoración que la persona hace sobre la emoción, no debemos concluir por ello que las emociones son conceptos que escapan a la objetividad por completo.
Referencias bibliográficas:
- Lyons, W. (1993). Emoción. Anthropos. Editorial del Hombre.
- Sartre, J.P., Acheroff, M. (1973). Bosquejo de una teoría de las emociones. Weblioteca del Pensamiento.
- Vigotsky, L.S. (2004). Teoría de las emociones: estudio histórico-psicológico. Ediciones Akal.