Las vacaciones siempre han sido un elemento importante de la planificación del trabajo y del mantenimiento de la salud de las personas.
De hecho, incluso en épocas históricas tan duras como la Edad Media, los trabajadores disponían de sus vacaciones para desconectar (en la medida de lo posible) y dedicarse a sus cosas. Y conociendo los beneficios psicológicos del hecho de irse de vacaciones, no sorprende. En este artículo veremos cuáles son y por qué son tan importantes especialmente ahora, tras la pandemia del SARS-CoV-2.
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La necesidad de tener vacaciones tras una etapa de crisis
La pandemia del coronavirus cumple todas las características de una crisis de alcance individual y social. Las personas de prácticamente todo el mundo nos hemos visto en la necesidad de adaptarnos no solo a una situación de riesgo sanitario que nos afecta a nosotros y a nuestros seres queridos; además, hemos necesitado adoptar nuestras expectativas y estrategias a una sociedad que ha sufrido un parón económico importante y ha terminado con cientos de miles de puestos de trabajo.
Tanto el esfuerzo que implica adaptarnos a este contexto hostil como la ansiedad vinculada a gestionar los riesgos y prever posibles situaciones catastróficas (necesidad de cerrar un negocio, perder a un abuelo, etc.) son factores de desgaste psicológico que no podemos pasar por alto. Hacer ver que estamos igual emocionalmente tras salir de la pandemia que antes de entrar en ella no solo es poco realista, es una suposición que nos puede traer muchos problemas.
Y es que la resiliencia implica aceptar que las situaciones por las que hemos transitado nos han pasado factura, para que de ese modo podamos hacer un control de daños. Y una de las maneras más eficaces consiste en desconectar durante un periodo de vacaciones.
La importancia de poder desconectar gracias a las vacaciones
Asumir que las vacaciones consisten simplemente en un aspecto de la vida ligado al ocio y a la subjetividad del disfrute es tener una visión incompleta y sesgada de esos días de descanso. El periodo vacacional tiene repercusiones objetivas tanto en el bienestar de las personas como en su salud e incluso en su rendimiento en el trabajo a la vuelta.
Es por eso que las empresas con visión a largo plazo siempre dan mucha importancia a que sus trabajadores y trabajadoras puedan organizarse sus vacaciones y dispongan del tiempo suficiente para desconectar. No es solo un derecho laboral, es también un incentivo, una manera de retener talento dentro del equipo y un recurso que ayuda a mantener una buena productividad.
Pero pongámonos en el punto de vista de quien se va de vacaciones: ¿cuáles son los beneficios que obtiene de manera directa al poder darse unos días de respiro fuera del mundo del trabajo remunerado? Veámoslo.
1. Permite combatir la rumiación
La rumiación psicológica es esa predisposición a atraer a nuestra mente una vez tras otra un pensamiento que nos genera ansiedad o que nos preocupa. Durante las vacaciones, podemos alejarnos de todo lo que nos resulta familiar en el entorno de trabajo y desconectar de un modo prácticamente literal: si nos vamos de viaje o nos desplazamos a una segunda residencia, no nos expondremos a ciertos estímulos que nos hacen pensar en nuestras responsabilidades, en el estrés de tener que cumplir objetivos semanales, etc.
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2. Aporta una referencia temporal para abrir una nueva etapa
El paréntesis que se abre en el periodo de vacaciones nos ayuda a detenernos y reflexionar para reorganizar nuestras prioridades, fijarnos metas a medio y largo plazo y proponernos cambios cualitativos en nuestra vida personal o profesional, sin tener que aplazarlo constantemente debido a las tareas que en otras circunstancias nos urgen (informes que mandar antes de que termine la jornada, llamadas telefónicas que realizar, etc.).
3. Ayuda a reorganizar el horario de sueño
La falta de sueño es uno de los factores de desgaste psicológico más importantes en muchas de las personas que trabajan, y tener vacaciones ayuda a recalibrar el reloj biológico, dado que tenemos más tiempo libre. Eso sí, para conseguirlo hay que ponerle voluntad: el simple echo de irse de vacaciones no lo arregla.
4. Permite disfrutar más de la compañía de los seres queridos
El hecho de poder contar más con los amigos y la familia no solo resulta agradable; también es bueno para poder superar juntos momentos difíciles y contar con el apoyo de los demás.
5. Nos predispone a experimentar y detectar nuevos intereses y aficiones
El hecho de poder explorar nuevas aficiones puede hacernos ganar nuevos proyectos significativos para nosotros: aprender a tocar un instrumento musical, diseñar nuestro jardín, etc. Estas experiencias actúan como fuentes de motivación que nos mantienen en marcha y refuerzan nuestra autoestima.
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