Son muchos los estudios que muestran cómo el hecho de tener la oportunidad de desconectar del trabajo durante varios días mediante unas vacaciones tiene un efecto beneficioso sobre la salud mental y el bienestar general de las personas.
Sin embargo, no debemos pasar por alto que, aunque sea de manera indirecta, el periodo vacacional también puede facilitar que se desencadenen en nosotros algunas complicaciones psicológicas que nos perjudican. Complicaciones que, si bien no llegan a constituir psicopatologías, sí que nos hacen sentir mal durante unos días o incluso semanas, y que incluso llegan a hacernos menos capaces de desenvolvernos bien al interactuar bien con el mundo y con los demás.
El ejemplo más claro de esto último lo tenemos en el síndrome post-vacacional. En este artículo encontrarás algunos consejos acerca de cómo afrontarlo y de qué manera afrontar la vuelta de las vacaciones y su impacto psicológico en ti.
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¿Por qué es normal que nos cueste adaptarnos de nuevo a la rutina tras las vacaciones?
Pasar de un periodo de descanso y ocio a otro en el que tenemos muchas más responsabilidades y tareas por hacer implica realizar cambios tanto en nuestra manera de comportarnos como en nuestra manera de pensar.
Además, en muchos casos esto también coincide con una fase de transición fisiológica y psicológica: no son pocos quienes, al volver al trabajo, necesitan reajustar su horario de sueño porque han pasado muchos días o semanas yéndose a dormir a una hora muy diferente a la que caracteriza sus días laborales.
Este conjunto de cambios psicológicos y biológicos llegan a la vez de manera relativamente brusca (literalmente, de un día para otro) y pueden llegar a desestabilizar emocionalmente a algunas personas, aunque no de u modo tan intenso como para que surja un trastorno mental. Esto es lo que ocurre cuando se da lo que llamamos síndrome post-vacacional: la persona se siente desubicada y desilusionada con su presente al guiarse por los parámetros y las rutinas que había estado utilizando durante las vacaciones.
Así pues, esta transición entre las vacaciones y la vuelta a la rutina suele implicar realizar diferentes tipos de reajustes:
- Pasar de una serie de expectativas sobre el día a día a otras.
- Pasar de un ritmo de trabajo a otro que incluye nuestra faceta laboral/profesional.
- Pasar de un horario de sueño a otro.
- Pasar de unos estímulos a otros (sobre todo si se ha viajado a otro país).
- Pasar de una cantidad de tiempo libre a otra mucho menor.
- Pasar de una capacidad de decisión sobre la vida social a otra mucho menor (los amigos ya no pueden quedar tanto o están en otras ciudades).
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¿Cómo afrontar la vuelta de las vacaciones cuidando tu bienestar emocional?
Cada persona es un mundo, pero más allá del ámbito de la psicoterapia hay algunos consejos generales acerca de qué hacer que pueden ayudar en estos casos de retorno a la rutina tras las vacaciones. Veamos cuáles son.
1. Establece una secuencia clara de actividades según tus prioridades
A la vuelta de vacaciones es posible que te abrume la sensación de que de repente se te acumula el trabajo. Para evitar esto, céntrate antes de nada en ordenar tus actividades, estableciendo una cadena de tareas muy claras.
De este modo será menos probable que le estrés te paralice y que no te dé tanto “miedo” pensar en esas actividades de las que te tienes que encargar, porque no las verás como un conjunto, sino que te tu atención irá automáticamente a la tarea que te toca para los siguientes minutos u horas, y esta no resulta tan intimidante.
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2. Regresa a tus ritmos de sueño normales
Es muy importante que vuelvas a equilibrar cuanto antes tus horarios de sueño, de modo que te puedas poner a dormir a una hora que te permita descansar el tiempo suficiente. El motivo es que dormir mal durante muchos días seguidos pondrá en jaque tu salud mental y también tu rendimiento laboral.
No lo dejes para otro día; vete a la cama a la hora que debe definir tu nuevo horario; aunque esa noche vayas a dormir poco porque te cueste conciliar el sueño, seguramente al día siguiente ya no tengas ese problema.
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3. Sigue reservando un rato para tus aficiones
Volver de las vacaciones no implica dedicar todas nuestras energías al trabajo o/y a las tareas del hogar. En la medida de lo posible, sigue reservado momentos de la semana para hacer aquello que te apetezca, de modo que la transición entre las vacaciones y el periodo post-vacacional no sea tan brusco.
Además, de ese modo será menos probable que te frustres al relacionar los buenos momentos únicamente con las vacaciones, y no necesitarás evocar una y otra vez esos recuerdos.
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4. Usa técnicas de relajación
Las técnicas de relajación te pueden ayudar a hacer un “reset” mental en momentos clave en los que notas que el estrés te está afectando demasiado. Dedícales unos pocos minutos y notarás la diferencia en pocos días, a medida que vayas practicando.
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5. Practica ejercicio
El ejercicio es una muy buena manera de desconectar y de dejar atrás los pensamientos intrusivos que a veces surgen en el trabajo. Además, si en tu tiempo libre adoptas una actitud más bien pasiva, es más fácil que te sientas mal por estar aburriéndote mucho más que en las vacaciones y que empieces a pensar en ellas una y otra vez.
Puedes incorporar unas dos o tres sesiones de ejercicio moderado a tus rutinas de la semana.
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- American Psychiatric Association (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Madrid: Panamericana.
- Sarah D. Pressman, et. al. (2009). Association of Enjoyable Leisure Activities With Psychological and Physical Well-Being. Psychosomatic Medicine, 71(7): pp. 725 - 732.