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Efecto auditivo por microondas: qué es, y posibles explicaciones

¿Has pensado alguna vez en el efecto que pueden tener las ondas del microondas en nuestra mente? Aunque suene a ciencia ficción, su efecto es real y ha sido estudiado, desde hace más de 50 años.

Este fenómeno recibe el nombre de efecto auditivo por microondas. Aquí veremos en qué consiste exactamente y cómo se ha estudiado.

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Efecto auditivo por microondas: ¿en qué consiste?

¿Has oído a hablar alguna vez del efecto auditivo por microondas? También denominado efecto Frey por su descubridor, el neurocientífico y biólogo americano Allan H. Frey, se trata de un fenómeno un tanto curioso, que se ha llegado incluso a catalogar como un fenómeno de “control mental”.

Allan H. Frey fue el primero en publicar sus hallazgos sobre este fenómeno, los cuales conoceremos un poco más adelante. Este fenómeno, a grandes rasgos, consiste en un efecto producido por los “clics” (sonidos) inducidos por las diferentes frecuencias del microondas. Estos clics se generan dentro de nuestra cabeza.

Encontramos el origen de este efecto en la II Guerra Mundial, cuando un grupo de personas se dio cuenta de que sentía dichos clics, al trabajar en las proximidades de transpondedores de radar. Los clics del efecto auditivo por microondas solo los escucha la propia persona, y no personas de alrededor.

Origen e historia

Como hemos visto, fue el neurocientífico y biólogo americano Allan H. Frey el primero en hablar del efecto auditivo por microondas, en el año 1960. Por aquel entonces, Frey trabajaba en el Centro Avanzado General Electrónica de la Universidad de Cornell. Fue ahí donde estuvo en contacto con un técnico, que afirmaba que podía escuchar unos sonidos emitidos por un radar.

Un año más tarde, en 1961, Frey se embarcaba en el estudio de este fenómeno. Frey descubrió que las personas que escuchaban estos clics o ruidos, similares a un zumbido, y en ocasiones a números o palabras, las escuchaban “directamente de sus cabezas” (no a través de sus órganos auditivos).

Tan solo un año más tarde, en 1962, Frey publicaba su estudio “Respuesta del sistema auditivo humano a la energía electromagnética modulada”.

A través de sus experimentos, Frey observó que las personas podían “escuchar” la radiación de los microondas si esta era la adecuada; esto se producía a una distancia de hasta 100 metros.

Sin embargo, más allá del efecto, Frey también detectó una serie de efectos secundarios en sus participantes, y que consistieron en: sensación de hormigueo, dolores de cabeza y mareos.

Proyecto Pandora: el gobierno de los EEUU

Así, fue en la década de los ‘60, cuando en Estados Unidos llegó la preocupación acerca de los microondas y del “control mental” que estos podían tener. Por su parte, el gobierno de los EEUU, descubrió que su embajada en Moscú había sido bombardeada por una radiación electromagnética de bajo nivel.

A raíz de este hecho, el propio gobierno, en 1965, lanzó el Proyecto Pandora, que consistía en una investigación de alto secreto que tenía la misión de explorar los posibles efectos de estas microondas de bajo nivel, en lo conductual y fisiológico.

Durante cuatro años se investigó este fenómeno de forma secreta. ¿Cómo? Se expuso a marineros “involuntarios” a la radiación de microondas, y también se realizaron otros pequeños experimentos. Los resultados, sin embargo, fueron dispares, y se generaron disputas científicas internas dentro de la propia investigación. Hay quien opina que la investigación siguió, e incluso se habló de una arma que utilizaría las ondas sonoras para enviar palabras a la cabeza de las personas.

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NASA

Un poco más tarde, en la década de los 70, la NASA también investigó el posible efecto auditivo por microondas. Lo que observaron fue que este efecto se producía a raíz de la expansión térmica de las partes del oído humano alrededor de la cóclea, una estructura del oído interno.

A través de esta expansión, se modulaban las microondas que podían generar palabras, y que provenían del interior de la cabeza. Así, también encontraron que las señales moduladas en el oído, podían incluir palabras o sonidos con un posible origen intracraneal

¿Cómo se explica este efecto?

Así, básicamente el efecto auditivo por microondas se traduce en una especie de “clics” que escuchamos internamente a modo de zumbido o de sensaciones auditivas. Pero, ¿por qué se producen?

Se cree que su causa radica, como ya hemos adelantado, en la expansión térmica de porciones del aparato auditivo. Lo que ocurre, concretamente, es que el cerebro se calienta a cada pulso, y las ondas de presión que se originan viajan a la cóclea, a través del cráneo.

Hitos relacionados

Vamos a enumerar, por orden cronológico, una serie de hitos relevantes y relacionados con el efecto auditivo por microondas.

1. 1975

El 30 de marzo de 1975, se publicó un artículo titulado Las microondas y el comportamiento, que abordaba este fenómeno, de la mano del Dr. Don R. Justesen (publicado en la revista “La American Psychologist”).

2. 1983

Ocho años más tarde, el 19 de diciembre del 1983, Philip Stocklin de Satellite Beach, F.L., registra una patente para la comunicación auditiva por microondas.

3. 1988

Cinco años más tarde de la patente, una entidad privada patenta una aplicación para generar ráfagas de señal, promoviendo así la creación de una comunicación inteligible.

4. 1998

Finalmente, diez años más tarde del suceso anterior, se patentó otro dispositivo, esta vez basado en el efecto auditivo por microondas, y con la finalidad de alejar las aves de las turbinas de los aviones.

¿Qué papel tiene la tecnología en todo esto?

Por otro lado, la tecnología también ha tenido su papel en el efecto auditivo por microondas. Por poner un ejemplo relevante, en 2008, una compañía tecnológica estadounidense anunció que estaba desarrollando un dispositivo, denominado MEDUSA (Mob Excess Deterrent Using Silent Audio), que se basaba en el principio del efecto auditivo por microondas.

Este dispositivo, concretamente, consistiría en una pistola de rayos de microondas, capaz de transmitir sonidos directamente a la cabeza de las personas.

Así, dicho dispositivo explotaría el efecto auditivo por microondas, y actuaría causando una “onda de choque” dentro del cráneo, una onda que nuestros oídos serían capaces de detectar. Además, a través de la pistola, se podría transmitir una serie de pulsos que permitieran producir sonidos reconocibles.

Sin embargo, este dispositivo no estaría destinado a la población común, sino que su objetivo o misión tendría que ver con aplicaciones militares o de control de multitudes. Una vez más, la realidad supera la ficción.

Referencias bibliográficas:

  • Allan H. Frey (1962). Human auditory system response to modulated electromagnetic energy. Journal of Applied Physiology 17: 689-692.
  • Hambling, D. (2008). Microwave ray gun controls crowds with noise. New Scientist.
  • Levy, Barry S.; Wagner, Gregory R. & Rest, Kathleen M. (2005). Preventing occupational disease and injury. American Public Health Association. p. 428.