Muchas veces caemos en el error de dar por sentado que el bienestar es algo que nos viene dado del exterior, como si no tuviésemos ninguna clase de capacidad para intervenir en hasta qué punto nos sentimos bien o mal con nuestras vidas.
Evidentemente, no deberíamos actuar como si todo lo que nos sucede fuese responsabilidad nuestra; asumir esto, además de ser muy poco realista, nos llevaría a vernos desbordados por una gran cantidad de motivos por los que sentirnos culpables e incompetentes. Pero tampoco deberíamos asumir lo contrario, que somos meros receptores pasivos de experiencias originadas desde el exterior y ante las que nos debemos resignar. Lo cierto es que implicarnos en nuestro propio bienestar es clave para sentirnos bien y cuidar de nuestra salud física y mental. Por ello, en este artículo te ofrezco una reflexión acerca de por qué es fundamental ser proactivos en el wellness psicológico. Pero empecemos por definir este concepto.
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¿Qué es el wellness psicológico?
El concepto de welless en general, hace referencia a una experiencia ligada a un estilo de ida en el que se establece una armonía o equilibrio sano entre los niveles físico, emocional y mental. Es, en definitiva, la vivencia del bienestar pleno, y que no se define simplemente por la ausencia de dolor ni de enfermedades, sino por el estado de la persona en su totalidad, teniendo en cuenta elementos objetivos y subjetivos.
Como el wellness es un equilibrio y es el resultado de la combinación de diversas variables, no tiene sentido buscarlo en “piezas” individuales de experiencias que asociamos al placer, como por ejemplo el acceso a productos de lujo o a lugares que ofrecen una estimulación agradable: diversas rutas conducen a esta forma de bienestar global, y estas son en buena parte imposibles de predecir. Cada persona es más o menos propensa a encontrarse en este estado de bienestar físico y psicológico dependiendo de sus particularidades, su pasado, el contexto, etc.
En definitiva, no hay una receta que permita saber con exactitud qué vivencias nos acercan más al wellness, aunque sí hay indicaciones aproximadas y consejos generales para que sea más probable que nos sintamos bien.
Por otro lado, el wellness psicológico no es un concepto cualitativamente diferente al de “wellness” en general, sino que es un término usado para poner más énfasis en las variables que tienen que ver con lo subjetivo y lo emocional. Usar esta combinación de palabras es útil en muchas ocasiones, dado que tendemos a pasar por alto aquello que escapa a los sentidos, y por ello nos es muy fácil centrar toda nuestra atención a la salud física y descuidar el resto de facetas de nuestro bienestar, como si todo dependiera de que los órganos específicos de nuestro cuerpo funcionen bien y no sufran lesiones ni infecciones.
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¿Cuáles son los pilares del wellness psicológico?
Estos son los principales fundamentos del wellness psicológico en el día a día.
- Relaciones satisfactorias con el resto de personas: el bienestar no es un fenómeno individual, sino que incluye a las personas que nos importan y que más nos aportan.
- Capacidad de adaptación al entorno: habilidades para modificar el contexto en la medida de lo posible, y para modificar nuestra manera de pensar y de gestionar los sentimientos para crear soluciones a los retos y resiliencia ante las crisis.
- Autonomía personal: proactividad para maniobrar y saber adaptarse a los retos sin depender totalmente de las decisiones de los demás.
- Capacidad de encontrarle un significado a lo que se hace: saber dar con el propósito que queremos darle a nuestras vidas nos permite mantenernos con una actitud proactiva y con motivación para cuidarnos a nosotros mismos y a aquello que nos importa.
- Capacidad de crecimiento personal: esta nos permite aprender de nuestros errores y no asumir que gran parte de lo que hacemos supone una pérdida de tiempo, sino que es material del que extraer enseñanzas para progresar.
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¿Cuáles son las ventajas de velar por el wellness psicológico?
Estos son los principales motivos por los que merece la pena involucrarnos en nuestro welleness psicológico desde una actitud de proactividad.
1. Nos permite detectar las oportunidades que nos da la vida
Lo que nos sucede por pura suerte no depende de nosotros, pero sí que depende de nosotros saber aprovecharlo. Pero para lograrlo, es importante ser proactivos y no asumir que la mejor manera de existir en el mundo es seguir haciendo lo que llevamos haciendo mucho tiempo “por defecto”: a veces hay que sustituir las viejas dinámicas por otras nuevas que nos permitan progresar, porque el mundo o es estático o inmutable y nosotros tampoco deberíamos serlo.
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2. “Conectar” con las dinámicas de comportamiento que nos motivan
Implicarnos proactivamente en el wellness psicológico nos ayuda a alinearnos con aquellas rutinas que tienen una mayor capacidad para mantenernos en marcha, participando en actividades que son importantes para nosotros, nos ofrecen una estimulación satisfactoria e incentivos a corto y largo plazo. Y esto, de rebote, hace que nos expongamos mucho más a las oportunidades de descubrir y disfrutar de nuevas experiencias que encajen con nuestros intereses, valores y manera de ser. Y es que mantenernos motivados en algo es la mejor manera de seguir descubriendo fuentes de motivación.
3. Ayuda a prevenir la aparición de trastornos mentales
Pocos trastornos mentales aparecen de manera súbita y a causa de una sola experiencia desencadenante; en la mayoría de los casos vamos acumulando predisposiciones a las psicopatologías, y en esto cuenta mucho si velamos o no por nuestra salud mental. Dormir lo suficiente, no obsesionarnos por completo con nuestro trabajo, dejar de exponernos constantemente a la influencia nociva de personas que nos perjudican sin aportarnos nada… es clave para cuidarnos.
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4. Ayuda a prevenir la aparición de trastornos psicosomáticos
Si tan solo nos centramos en preservar nuestra salud física, paradójicamente, puede que nos sobrecarguemos tanto psicológicamente que terminemos desarrollando síntomas físicos que nos generan malestar, a través de los trastornos psicosomáticos. Por ejemplo, obsesionarnos con comer sano puede generarnos tal nivel de fatiga y estrés que lleguemos a sufrir problemas de piel.
5. Nos acerca más a la posibilidad de ser felices
El wellness no es exactamente un concepto intercambiable con el de felicidad, pero no hay duda de que ambos se solapan en buena parte. La felicidad no es un estado que dure para siempre ni es algo que esté totalmente bajo nuestro control, pero si nos implicamos en tareas de autocuidado, tendremos muchas más probabilidades de ser felices.
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- González Ramírez, M. T., & Hernández, R. L. (2006). Síntomas psicosomáticos y teoría transaccional del estrés. Ansiedad y estrés, 12(1).
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