La autocrítica es una capacidad que nos permite ser conscientes y valorar nuestro comportamiento para así poder realizar modificaciones para mejorarlo.
Para lograr que la crítica nos beneficie debemos procurar que esta sea positiva y constructiva, es decir, que se centre en describir la situación y en valorar qué posibles soluciones hay. La finalidad de la autocrítica es mejorar, no culparnos y autocastigarnos por lo sucedido.
En este artículo hablaremos de la autocrítica y de cómo realizarla partir de consejos y pautas que te ayudarán a aplicarla a tu vida y en tu desarrollo personal.
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¿Qué entendemos por autocrítica?
La autocrítica es la capacidad de analizar y valorar nuestros comportamientos, tanto conductas, cogniciones como emociones, proponiendo mejoras. La autocrítica puede entenderse como una habilidad positiva, puesto que si la realizamos correctamente puede ser útil para modificar nuestro modo de actuar y así mejorar. De esta manera, es necesario que del mismo modo que debemos procurar hacer críticas constructivas a los sujetos de nuestro entorno, también hagamos este tipo de críticas a nosotros mismos.
Para que las críticas sean positivas y nos ayuden a desarrollarnos y a evolucionar debemos intentar que estas sean objetivas, es decir, que haya una razón real para hacerlas, que haya una explicación objetiva que justifique hacer la crítica. Asimismo, trataremos que estas sean constructivas, consiste en proponer posibles soluciones para que se produzca la mejora. No basta solo con decir o apuntar lo que no nos gusta, tenemos que pensar si hay margen de mejora y cómo podríamos solucionarlo.
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Cómo hacer autocrítica
La autocrítica puede ser entendida como una capacidad útil que nos ayuda a progresar y mejorar, pero también puede ser devastadora y disfuncional si no hacemos un buen uso de ella. Si solo nos centramos en criticar las actuaciones que realizamos, en resaltar todo lo malo sin intentar ver cómo arreglar y cambiar, lo que conseguimos es dañar nuestra autoestima, autoconcepto, la percepción que tenemos de nosotros mismos. Tenemos que motivarnos y animarnos para producir el cambio y así poder beneficiarnos.
Es por tanto fundamental aprender y entrenar para realizar autocríticas positivas y constructivas, como ya hemos dicho, para que realmente sean funcionales y útiles para nuestro desarrollo y progreso. Veamos pues algunos consejos que pueden ayudarnos a realizar autocrítica de manera adecuada.
1. Tener claro que la finalidad es mejorar, no culparnos
La finalidad de la autocrítica debe ser conocer qué hicimos mal y tratar de valorar cómo podemos cambiar nuestra actuación para no cometer el mismo error. Culparnos constantemente por lo que hicimos sin tratar de solucionar el problema no nos ayuda; al contrario, nos repercute pudiendo afectar a nuestro estado mental.
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2. Céntrate en comportamientos concretos que puedas modificar
Las autocríticas las hacemos con la intención de mejorar, si el hecho, capacidad, rasgo criticado no puede modificarse, criticarlo no será funcional ni útil ya que solo lograremos sentirnos peor, dañarnos resaltando algo que no podemos cambiar. Así pues, nos centraremos en valorar y tratar de modificar comportamientos, más que rasgos inmodificables y que estas conductas sean lo más concretas posibles para procurar la solución que sea más adecuada.
3. Márcate metas realistas
Como ya hemos visto, el propósito de la autocrítica es poder identificar y valorar que debemos cambiar y trabajar para poder conseguir una mejora. Por esta razón, es necesario que los objetivos o metas que nos planteemos, las que utilizamos para valorar nuestro estado y si hemos conseguido lo que queríamos, sean realistas. Es decir, tenemos que poder alcanzarlas, ya que, si no, solo lograremos hundirnos y la autocrítica dejará de ser funcional.
Es mejor fijarnos objetivos cercanos, que podamos alcanzar con facilidad para poco a poco ir progresando y plantearnos metas a largo plazo más complejas, pero siempre con posibilidad de lograrlas si nos esforzamos.
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4. Escoge un momento adecuado para hacer autocrítica
Es habitual, por el estilo de vida que llevamos actualmente, que no podamos parar a reflexionar durante el día. Por este motivo, puede ser favorable escoger bien el momento para realizar autovaloración, dedicándose un momento a nosotros mismo para reflexionar sobre nuestro estado, plantearnos posibles objetivos, aspectos que queremos cambiar y cómo realizar la mejora. Es importante que el momento que escojamos podamos estar relajados en la medida de lo posible para que nuestros pensamientos sean positivos y mostremos una buena actitud ante los posibles factores a modificar, evitando así la autodestrucción.
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5. Sé consciente de la autocrítica
Para lograr que la autocrítica se haga de manera adecuada debemos ser conscientes de cuándo está teniendo lugar para poder controlarla y conseguir que sea positiva y constructiva y no se desvíen sus intenciones. Un modo de controlar la autocrítica es procurar realizarla de manera frecuente e intencionada siendo conscientes de ello, porque así logramos ejercitar esta capacidad, primero entrenando de manera consciente y con mayor esfuerzo para que finalmente consigamos hacerlo sin dificultad y de forma adecuada.
6. Utiliza la descripción de comportamientos
El modo correcto de hacer autocrítica constructiva consiste en describir con precisión un comportamiento específico o patrón de conducta habitual en nosotros, evitando pues centrarnos en rasgos de personalidad o apelando a nuestra supuesta esencia. Como ya hemos dicho intentaremos que la conducta a cambiar sea lo más concreta posible. Si describimos de forma específica el fallo, es más sencillo identificar en esta descripción el modo de solucionarlo y obtener mejoras.
7. Genera posibles soluciones
La técnica que se utiliza desde el ámbito de la Psicología para tratar de solucionar los primeros problemas, presenta como una de las fases de actuación generar todas las posibles alternativas para tratar de dar con la solución más adecuada. Una vez planteadas todas las alternativas debemos valorar las posibles consecuencias que pueden comportar cada una para así descartar y finalmente quedarnos con la que sea más adecuada. Asimismo, si vemos que la opción escogida no obtiene buenos resultados, podemos cambiar y tratar con otra.
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8. Céntrate en uno de dos aspectos a mejorar
Es normal que haya distintos comportamientos que queramos cambiar y tratar de mejorar, pero si intentamos modificarlos y trabajarlos todos al mismo tiempo es difícil que consigamos buenos resultados. Como ya hemos apuntado debemos dedicar tiempo a describir la conducta a mejorar y plantear y valorar las posibles alternativas que puedan ser útiles para lograr la mejora, este proceso necesita de una dedicación y, por tanto, si tratamos de abarcar muchos comportamientos a corregir es más difícil conseguir ser eficaz en la resolución de cada uno.
Tendremos la atención centrada en muchas conductas a trabajar y de este modo no podremos focalizar y dedicarnos plenamente en una de ellas, conducta que es necesaria para dar con la solución adecuada.
9. Asume la responsabilidad que te pertoca
Vinculado con la autoculpa, es fundamental también que nos hagamos responsables de los hechos que nos sucedan, pero distinguiendo entre: los acontecimientos cuyos resultados dependen de nosotros, de los que no podíamos hacer nada para modificarlos.
Hay hechos de los que nos hacemos responsables, pero realmente no estaba a nuestro alcance hacer nada para evitar que estos sucedieran. Así, es importante saber cuando el locus de control es interno y podemos fijar la responsabilidad en uno mismo y cuando, por lo contrario, el locus de control es externo y no es responsabilidad nuestra lo que pasó.
Debemos hacernos responsables realmente de los hechos que nos pertenecen y que está a nuestro alcance cambiar.
10. Cambia la perspectiva de evaluación
Es normal que mostremos tendencia a valorar la situación según como nosotros lo vemos, según nuestra perspectiva, pero a veces tener en cuenta el punto de vista de otros sujetos puede ayudarnos a dar con otras alternativas de solución. Es útil mostrar flexibilidad cuando valoramos los hechos, ya que de este modo podemos comprender y entender mejor lo ocurrido. Solo valorando nuestra visión nos perdemos información muy valiosa y de gran utilidad para solventar nuestro comportamiento.
11. Sé benévolo/a contigo
Una premisa que debemos tener en cuenta antes de realizar autocrítica es que todo el mundo nos equivocamos y que, por tanto, la perfección no existe. Debemos plantear pues la crítica como una posibilidad de aprendizaje y no como un modo de castigo. Del mismo modo que podemos entender que otras personas se equivocan, también debemos permitirnos fallar nosotros, puesto que equivocarnos nos da la posibilidad de rectificar y ser más conscientes del modo correcto de actuación.
Asimismo, como hemos mencionado antes, debemos fijarnos metas que sean posibles y realistas para así poder alcanzarlas y lograr una autovaloración positiva, un mejor autoconcepto.
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