La resiliencia es un concepto frecuentemente utilizado por la psicología clínica para definir esa capacidad que tienen los individuos de reponerse ante la adversidad.
Sin embargo, no hay una sola forma de construir resiliencia y, por ejemplo, numerosos estudios apuntan a que la habilidad de manejar el estrés es un factor que contribuye al buen rendimiento deportivo.
Afrontando la adversidad mediante el deporte
En el deporte es muy común encontrarse con elementos estresantes relacionados con las condiciones de la competición o de la organización. Por eso, el concepto de resiliencia cobra un matiz estrechamente relacionado con la calidad de vida del deportista.
Aquellos que presentan un perfil resiliente experimentan un mayor conocimiento en habilidades de afrontamiento hacia las adversidades. Esa fortaleza mental contribuye en la recuperación de lesiones. Un buen perfil resiliente, además de una buena técnica, compromiso y un alto apoyo social, son variables que están asociadas al alto rendimiento.
Los estudios sobre resiliencia han sido tradicionalmente centrados en comunidades o familias que han sido sometidas previamente a eventos estresantes. En el ámbito del deporte todavía no se cuenta con tantas investigaciones sobre resiliencia como las que se han dado en el área clínica.
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El perfil resiliente
Se debe tener en cuenta que la mayoría de las presiones pueden ser autoimpuestas por las exigencias del propio deportista. Galli y Vealey (2008) realizaron un estudio con jugadores de élite mediante entrevistas acerca de los hechos adversos que tuvieron que superar en el deporte.
En ellos estaban incluidas las lesiones, contratiempos relacionados con el rendimiento, enfermedad y transición a otra categoría. Establecieron un modelo y destacaron las cualidades que pertenecerían a un perfil resiliente; actitud positiva, madurez, competitividad, compromiso y una fuerte determinación.
Se han analizado diversas variables psicológicas relacionadas con el optimismo. Estas variables se centran en la gestión de las adversidades y el rendimiento deportivo. Para ello estudiaron los estados de ánimo del deportista y la fortaleza mental encontrando que las personas optimistas se recuperan con mayor rapidez de eventos estresante. Pero además se encontró que las personas que mantienen una práctica física activa, consiguen mayores niveles de optimismo respecto a las personas inactivas o sedentarias (Kerr, Au y Lindner, 2005).
El caso de los deportistas con discapacidad
Cuando se habla de resiliencia y deporte tampoco se debe olvidar a los deportistas con discapacidad, estos deportistas presentan unas características propias que les impulsan a hacer frente a las adversidades.
No obstante, se encontraron diferencias en las puntuaciones en resiliencia atendiendo al tipo de discapacidad que presentan. Aquellos deportistas con parálisis cerebral presentaron peores resultados que los lesionados medulares.
El papel del Psicólogo Deportivo
Todos estos estudios resaltan la importancia de los factores protectores sin descuidar la prevención. El uso de estrategias positivas, apoyo social que permita una retroalimentación constante, el establecimiento de objetivos claros y la evaluación de las estrategias aplicadas son fundamentales para desarrollar estrategias de afrontamiento útiles y en la formación de un perfil resiliente.
Este trabajo compete al Psicólogo Deportivo, al entrenador y al deportista siendo una labor integrativa por parte de todos en la que se debe priorizar una buena planificación. Los conocimientos tanto del cuerpo técnico como del Psicólogo Deportivo van a generar sentimientos de autoconfianza y seguridad en el deportista reduciendo la posibilidad de que las situaciones potencialmente estresantes afecten a su rendimiento.
La comprensión y la formación acerca del concepto de resiliencia por parte de los profesionales de las Ciencias del Deporte permitirá abordar la capacidad de los deportistas a la adaptación positiva de las adversidades consiguiéndose de esta forma un rendimiento óptimo deportivo.
En lo referido a la intervención sobre el perfil resiliente, los programas de mejora del perfil resiliente pueden producir cambios importantes en variables psicosociales asociadas con las lesiones, enfermedades y la motivación intrínseca del deportista.
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Extendiendo la resiliencia a otras facetas de la vida
Por otra parte, no se debe olvidar que muchas capacidades que han sido adquiridas a través del deporte son extrapoladas a otras áreas de la vida (escuela, familia, trabajo).
La práctica deportiva desde sus etapas más tempranas es una escuela de valores que promociona hábitos saludables. Por lo que los beneficios en la adquisición de estas estrategias pueden ser múltiples, no solo en el rendimiento deportivo si se pretende ser un deportista de élite sino en la educación y en el desarrollo personal en niños y adolescentes.