Son varios los aspectos psicológicos claves para que un deportista sea bueno en lo que hace. La autoconfianza que uno tiene en sí mismo y en las situaciones, la motivación, el estrés, el nivel de activación, la regulación emocional y la atención, son los más importantes. De este último hablaré en el artículo de hoy.
Todas estas variables psicológicas ejercen influencia de manera directa e indirecta entre ellas. Por ejemplo, la motivación puede afectar a la atención, o el estrés a la autoconfianza. Por lo que hay que tenerlas en cuenta para que un deportista pueda expresar la mejor versión de sí mismo en el deporte que practica. Hay una buena noticia: igual que el aspecto táctico, técnico o físico, las variables psicológicas son entrenables.
¿De qué depende la atención?
Uno de los principales objetivos de la Psicología del Deporte, es el estudio de las variables que influyen en el rendimiento deportivo. La cuestión ha sido abordada desde distintos enfoques: informes de deportistas y entrenadores, investigaciones que se han centrado en las variables psicológicas concretas, y observaciones de campo.
En cuanto a la atención, se puede decir que se trata de una variable decisiva para poder detectar e interpretar las demandas de cada situación, y que el control atencional correcto va a proporcionar una mejora en la toma de decisiones. La atención depende, al menos en parte, del nivel de activación del deportista (más activación, más estrechamiento atencional), la habilidad de prestar atención a los estímulos relevantes del momento, y la capacidad de control de las variables que interfieren en el momento concreto. Por otro lado, controlar las variables interferentes, contribuye a controlar el nivel de activación.
¿Cómo afecta la atención al rendimiento deportivo?
En general, el correcto control de la atención va a afectar de manera positiva al rendimiento de los deportistas en el entrenamiento y la competición, por lo que resulta decisivo a la hora de:
- Recibir información
- Estar alerta y concentrado
- Analizar los datos
- Tomar decisiones
- Actuar a tiempo
- Actuar con precisión
Un caso práctico de la importancia de las variables psicológicas en el rendimiento deportivo
Para ilustrar la importancia de las variables psicológicas (y la interacción entre ellas), concretamente la atención, os voy a poner un ejemplo. Imaginemos que un portero ha tenido una jugada desafortunada a la salida de un saque de esquina mientras juega un partido importante, que le ha costado un gol en la primer jugada de la segunda mitad, por lo que su equipo pierde por un gol.
Como consecuencia de ese error, su autoconfianza en los saques de esquina se ve mermada por las críticas que ha recibido de sus compañeros, y aún quedan 35 minutos por jugarse. Este suceso está afectando a su nivel de activación y, a su vez, a su atención, pues en los siguientes saques de córner, llega tarde a todos los balones por alto. En cambio, cuando los centros son consecuencia de una jugada elaborada, el portero llega a tiempo. Esto ocurre porque su atención está puesta en el error que ha cometido (lo que se conoce como atención interna) cuando debería estar pendiente de los estímulos que ocurren en el juego (atención externa).
Enfoques atencionales: dirección y amplitud de la atención
Teniendo en cuenta el caso anterior, podemos observar que existen distintos enfoques atencionales. Conocerlos y cambiarlos cuando es necesario va a aumentar en rendimiento deportivo. Esto significa que el deportista debe seleccionar con cuidado y de manera acertada aquello a lo que debe atender en cada momento, para que su rendimiento sea el apropiado.
Existen cuatro dimensiones atencionales en las que se encuentran diferentes estímulos y respuestas a los que un deportista podría atender. Estas dimensiones se pueden clasificar y combinar entre dos variables: la dirección y la amplitud.
La dirección de la atención
La dirección de la atención hace referencia a la atención interna y externa. La atención interna es cuando un deportista se centra en aspectos que tienen lugar en su propio organismo (pensamientos, autodiálogo, sensaciones o movimientos). La atención externa hace referencia a cuando un deportista se centra en cuestiones ajenas a él. Es decir, lo que ocurre a su alrededor.
La atención interna es positiva para: el aprendizaje y perfeccionamiento de habilidades (y su puesta en práctica); el análisis de su propio rendimiento, el trabajo en imaginación, el control de los pensamientos o sensaciones que puedan favorecer o perjudicar el rendimiento, etc.
La atención externa es útil cuando es necesario prestar atención al movimiento de los rivales en un partido, cuando haya que atender a las instrucciones del entrenador, etc.
La amplitud de la atención
No solamente es importante la dirección en la que un deportista centra su atención, sino también la amplitud, que puede ser amplia o reducida.
La atención amplia permitirá al deportista tener en cuenta un mayor número de estímulos. Mientras que la atención reducida permitirá una mayor concentración. Por ejemplo, la atención amplia puede ser útil para el aprendizaje de habilidades complejas con distintos movimientos a la vez que deben ser coordinados. Por su parte, la atención reducida puede ser útil para una mayor precisión en la ejecución.
Combinación de las distintas alternativas
Estas alternativas se combinan formando distintos tipos de enfoques atencionales:
Interno-reducido: La atención se centra en un número reducido de estímulos o respuestas que ocurren en el organismo del deportista. Por ejemplo, cuando un jugador de baloncesto intenta mejorar su técnica para de bombear el balón, ya que debe centrarse en los movimientos y no en la canasta (es decir, si acierta o no).
Interno-amplio: La atención se centra en un número amplio de estímulos o respuestas que ocurren en el organismo del deportista. Por ejemplo, cuando un jugador analiza lo que ha pasado en la última competición. Debe usarse cuando no se esté compitiendo activamente y se dispone de tiempo para analizar.
Externo-reducido: La atención se centra en un número reducido de estímulos ajenos al deportista. Por ejemplo, fijarse en la canasta cuando se va a tirar un tiro libre en baloncesto.
Externo-amplio: La atención se centra en un número amplio de estímulos ajenos al deportista. Por ejemplo, un futbolista cuando realiza un contrataque y debe observar la mejor posición de un compañero para hacer un pase.
Problemas relacionados con la atención en el deporte
Cada tarea requiere un enfoque atencional distinto, y el uso incorrecto va a perjudicar al rendimiento óptimo de un deportista. En ocasiones, puede ser por culpa de un déficit sensorial, pero cuando esto no ocurre, es posible que la causa sea un mal aprendizaje (y, por tanto, un mal uso), un exceso de información a la vez, actividad cognitiva interferente (por ejemplo, una mala experiencia pasada), déficits o excesos de nivel de activación, o condiciones atencionales interferentes (por ejemplo, abucheos del público rival).
Para poder corregir estos problemas relacionados con la atención de los deportistas, la intervención puede centrarse en dos posibles soluciones. Por un lado, el entrenamiento de los deportistas en habilidades atencionales. Por otro lado, la manipulación ambiental, por parte de los entrenadores, de los estímulos relevantes (por ejemplo, dando menos instrucciones en un momento determinado). De esta manera, se puede conseguir un correcto control atencional.