La adultez llega con un gran conjunto de responsabilidades y tareas complejas a afrontar durante el día a día.
Esta clase de retos incluye también el modo en el que como personas adultas debemos relacionarnos con nuestras propias emociones. Y es que hacer lo posible por potenciar nuestro bienestar psicológico sin depender totalmente de nuestros padres y madres forma parte de una adultez sana.
Por supuesto, nadie es capaz de controlar totalmente sus emociones, pero sí que es posible ir ganando dominio en la modulación de los sentimientos y afectos (orientados hacia los demás y hacia uno mismo). La experiencia que nos aporta el hecho de ser personas adultas contribuye a que hagamos importantes progresos una vez alcanzada la mayoría de edad, pero siempre hay excepciones y momentos de flaqueza. En este sentido, a lo largo de este artículo haremos un repaso por los pilares psicológicos más importantes para cultivar una buena autoestima en la adultez.
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Los principales pilares de la autoestima en los adultos
La autoestima no es un elemento psicológico que ya nos viene dado y ante en cual no podemos hacer nada. Incluso aunque no nos demos cuenta de ello, estamos participando constantemente en su evolución, dado que lo que hacemos y cómo gestionamos nuestras emociones tiene un impacto en cómo nos vemos y nos valoramos.
Por supuesto, la manera en la que influimos en nuestra autoestima va variando dependiendo de las etapas de la vida que estamos atravesando. Por ejemplo, ser un niño, un adolescente o un adulto tiene implicaciones en los siguientes aspectos de la vida que dan forma a nuestra interpretación de los hechos:
- ¿Cuáles son nuestros valores?
- ¿Cuáles son nuestros intereses?
- ¿Con cuántas personas nos relacionamos?
- ¿Qué grado de autonomía tenemos?
- ¿Cuáles son nuestras responsabilidades?
- ¿Quiénes son nuestros referentes?
- ¿Cuántas experiencias debemos incorporar al concepto del “Yo”?
- ¿Cuál es nuestra capacidad de pensamiento abstracto en esa fase de la vida?
Esta es solo una muestra de las variables que entran en juego en la conformación de la autoestima de una persona, autoestima que además va variando con el paso de los años o incluso de los meses. En definitiva, es un proceso complejo y único en cada individuo, y ante el cual no existen recetas mágicas infalibles en todos los casos. Sin embargo, sí hay varias ideas clave o pautas a tener en cuenta para mantener un nivel de autoestima adecuado teniendo en cuenta el estilo de vida asociado a la adultez en los países de Occidente. Veamos cuáles son.
1. Mantener los círculos de amistades
Muchas personas permiten que la adultez vaya de la mano de una progresiva pérdida de amigos, al dejar que las responsabilidades familiares, domésticas y/o profesionales ocupen todo su tiempo y que el ocio esté basado en actividades de descanso o individualistas. Esto puede tener un impacto negativo en la autoestima, al dar lugar a una vida social pobre asociada a la monotonía, la falta de incentivos y la escasez de situaciones en las que descubrir facetas nuevas de uno mismo.
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2. No basarlo todo en el ascenso social
Ir escalando posiciones en la cantidad de ingresos y el poder adquisitivo llega a ser una especie de sustituto de la autoestima real en personas adultas con una vida profesional muy ajetreada. En el momento en el que este sucedáneo de la verdadera auto-aceptación se revela como lo que es, suelen aparecer crisis vitales.
3. Implicarse en proyectos controlados por uno mismo
No hay que dejar que las exigencias del mercado laboral capitalicen todos nuestros esfuerzos para lograr importante a medio y largo plazo.
También hay que saber establecer metas y proyectos a largo plazo desde los propios términos, a partir de los valores que uno mismo tiene. Por ejemplo, escribir una novela, construir una cabaña en el jardín para que nuestros hijos jueguen en ella, estudiar una carrera por el placer de aprender sobre ese tema, etc.
4. Aprende a decir que no
La diplomacia juega un papel muy importante en la vida adulta, pero eso no implica que estemos obligados a decir “sí” siempre. Hay que aprender a ser asertivos y dominar la capacidad de decir que no para no ir a remolque de lo que decidan los demás.
5. Si te ves sobrepasado o sobrepasada por la situación, busca ayuda profesional
Saber cuándo ha llegado el momento de acudir a terapia psicológica también forma parte de establecer una relación sanas con los roles de la adultez. Y esto incluye no culparse a uno mismo por el hecho de sufrir o de no poder gestionar correctamente las propias emociones.
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