Dentro de la psicología se ha utilizado con bastante frecuencia el término “inferencia”, el proceso a través del cual las personas somos capaces de derivar nuestras conclusiones partiendo de una serie de premisas, siendo estas una serie de proposiciones que se dan con anterioridad a un argumento.
El proceso de inferencia tiene la implicación de tomar la decisión sobre cuál es la información que debe reunirse en torno a un tema o una cuestión concreta, así como también consta de recoger dicha información y combinarla de alguna forma. La inferencia es una herramienta muy utilizada dentro de la psicología social al influir en el conocimiento social de otras personas.
En este artículo explicaremos en qué consiste el proceso inferencia y cómo puede ponerse en práctica en diferentes ámbitos (inferencia social, clínica, etc.).
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¿En qué consiste el proceso de inferencia?
El proceso de inferencia tiene la implicación de tomar la decisión sobre cuál es la información que debe reunirse sobre un tema concreto, así como de recoger dicha información y combinarla de alguna forma. Dentro de la psicología social se ha utilizado el término de proceso de inferencia social para referirse a la forma en que las personas son capaces de percibir, retener y utilizar la información social.
El conocimiento social, muy estudiando dentro de la psicología social, suele implicar con bastante frecuencia que el observador tenga que ir más allá de la información que tiene a su disposición por lo que debe formarse impresiones, llevar a cabo juicios y valoraciones, así como también debe llevar a cabo un proceso de inferencia.
El proceso de inferencia cobró suma importancia en el desarrollo de la teoría sobre la cognición social por parte de Fiske y Taylor, que definieron el concepto de cognición social como ese conjunto de procesos a través de los cuales el ser humano es capaz de analizar, interpretar, recordar e incluso interpretar la información acerca del mundo social. Esto interviene en la manera en que pensamos acerca de nosotros mismos, sobre los demás y también acerca de las relaciones interpersonales, así como también en la manera en que le damos un sentido a toda la información anterior.
El producto del proceso de inferencia es el resultado de un proceso de razonamiento elaborado durante dicho proceso. Para que el proceso de inferencia se lleve a cabo suelen darse normalmente 3 fases de manera secuencial, la cuales explicaremos brevemente en el siguiente subapartado.
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Fases del proceso de inferencia
Algunos autores que han realizado sus investigaciones acerca del proceso de inferencia defienden que para que se desarrolle correctamente se debe pasar necesariamente por 3 fases de manera secuencial, por lo que estaríamos hablando de una teoría o modelo normativo.
A continuación explicaremos de forma concisa en qué consiste cada una de esas fases que deben desarrollarse en el proceso de inferencia.
1. La recogida de la información
La primera de las fases del proceso de inferencia sería la que consta de la recogida de la información. Lo primero que debe hacer durante este proceso un sujeto, el perceptor social, es escrutar y ponderar toda esa información relevante antes de llegar a unas conclusiones.
No obstante, conviene mencionar que existen evidencias sobre el hecho de que el proceso de toma de decisiones sobre cuál es aquella información que es más relevante suele verse influido por la expectativas previas del sujeto (a causa del conocimiento que fue activado).
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2. El muestreo de la información
En segundo lugar, nos encontramos ante la fase del muestreo de la información durante el proceso de inferencia,momento que se da cuando la persona ya ha logrado decidir cuál es la información más relevante, por lo que esos datos deben someterse a un muestreo.
En este proceso Fiske y Taylor afirman que si nos suministran una muestra adecuada, normalmente la solemos utilizar de una forma bastante acertado, pero cuando es uno mismo quien debe seleccionar la muestra, es frecuente que comenta algún error, como puede ser alguno de los que comentaremos a continuación:
Uno de esos errores sería no prestarle la atención suficiente al tamaño de la muestra, por lo que podría quedar bastante desajustado como para que la investigación sea válida.
Otro de los errores sería el hecho de dejarse llevar por ejemplos extremos. Por último, un error bastante frecuente sería el que se comete al utilizar muestras que están sesgadas (ha habido casos en lo que se había avisado acerca del carácter sesgado de la muestra y aún así se siguió utilizándose para la investigación.
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3. La utilización y la integración de la información
En la tercera fase del proceso de inferencia se utilizan una serie de mecanismo y reglas que permiten combinar toda esa información de la que se dispone con el propósito de llevar a cabo 2 formas esenciales de operaciones.
3.1 El establecimiento de relaciones entre eventos
En primer lugar, mencionaremos la operación conocida como “establecimiento de relaciones entre eventos”, que consiste en realizar un diagnóstico de covariación. Para ello se debería disponer de los datos pertinentes, ya que puede haber una fuerte influencia de las creencias previas de los perceptores sociales (correlación ilusoria).
3.2 La estimación de las probabilidades en el proceso de inferencia
En segundo lugar está la operación conocida con el nombre de “estimación de probabilidades”, donde se identifican varias dificultades que podrían llegar a darse, como un “sesgo de cálculo” producido por el heurístico de representatividad debido que este heurístico suministra al sujeto una rápida solución. Otro de los errores podría cometerse a causa de fallos en el cálculo de las probabilidades conjuntas, por la ignorancia de las probabilidades previas (tasa bases) y por dificultades en el manejo de la información.
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Las inferencias correspondientes
Otro proceso de inferencia es el que se conoce como la “teoría de las inferencias correspondientes”, desarrollado por Jones y Davis, que se refiere a que los objetivos fundamentales del proceso de inferencia es llevar a cabo predicciones (una serie de atribuciones personales o internas con el fin de predecir el comportamiento).
El objetivo de este proceso de inferencia consiste en dar una explicación del motivo por el que las personas dan atribuciones externas o internas. Una persona compara sus acciones con otras alternativas disponibles con el fin de poder evaluar las decisiones que se han tomado. Además, teniendo en cuenta diversos factores, una persona no tiene la posibilidad de decidir si sus acciones han sido causadas por una disposición interna o no.
De acuerdo con esta teoría, las inferencias correspondientes constituyen un proceso de inferencia que sirve para inferir de manera directa una característica o disposición personal de otro sujeto o grupo de sujetos a partir de las conductas que se han podido observar. Por supuesto, para que se pueda producir la inferencia correspondiente debe de haber una intención, ya que esta es una condición previa.
Cuando se pretende asignar una serie de características a una persona concreta, ello depende de una serie de variables. Asimismo, existe un problema a la hora de poder hacer un proceso de inferencia con el fin de definir de manera exacta las intenciones debido a que no resulta nada fácil, ya que para cada acción observada puede haber una amplia variedad de posibles motivaciones.
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El proceso de inferencia clínica
El proceso de inferencia clínica es el que se utiliza dentro de la psicología clínica o sanitaria al elaborar una serie de hipótesis y juicios clínicos por parte del terapeuta con el fin de decodificar la información acerca del paciente.
Dentro del proceso de inferencia clínica existen 2 tipos de inferencia principalmente que pueden utilizar los terapeutas a la hora de tratar a sus pacientes en consulta.
1. Inferencia diagnóstica
La inferencia diagnóstica se realizaría encuadrando en una categoría diagnóstica los síntomas detectados a través de la problemática que expresa el paciente.
2. Inferencia pronóstica
Este segundo tipo de inferencia es la que aplica el clínico con el fin de poder llevar a cabo unas apreciaciones sobre el curso futuro del tratamiento y la posible eficacia de la terapia, con el fin de aplicar el que se ajuste mejor al caso particular de cada paciente. En este caso también influye la predisposición por parte del propio paciente para iniciar dicho tratamiento, ya que de no haber la suficiente, el pronóstico sería menos favorable.
3. Pronóstico en el proceso terapéutico
El pronóstico del paciente en el proceso terapéutico es un tipo de inferencia que lleva a cabo el terapeuta en base al curso del trastorno antes, durante y después de que se haya concluido el tratamiento.
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