El sésamo es una de las alternativas más simples que podemos usar para darle sabor a nuestras comidas, siendo muy empleado en platos orientales como el sushi, pero también en recetas simples como una buena ensalada, una crema de vegetales o un rico sándwich. Sin embargo, para conseguir ese característico sabor y mejorar también su ingesta es importante siempre tostar las semillas, un procedimiento muy sencillo que podrás realizar en pocos minutos. En unComo.com te explicamos cómo tostar sésamo para que puedas disfrutar de su sabor antes de lo que piensas.
Pasos a seguir: 1Aunque es posible comer el sésamo sin tostar, debes saber que si lo haces de este modo el mismo no será crocante al paladar ni contará con el aromático sabor tan propio de esta semilla que solo se obtiene cuando la misma se dora ligeramente al fuego. Además, el sésamo sin tostar resulta más difícil de digerir para el estómago, por lo que siempre conviene cocinarlo un poco antes.
2Para tostar sésamo lo primero que necesitas es una sartén antiadherente y una cuchara de palo para remover las semillas. Vierte una capa de sésamo en la sartén y lleva a fuego bajo, es importante que el calor no sea demasiado alto o las semillas acabarán quemándose en lugar de tostarse.
3Remueve de forma constante las semillas en la sartén, permitiendo que el calor las envuelva por completo. Tostar sésamo demora entre 3 y 5 minutos, tiempo en el que verás como las semillas que suelen contar con un tono pálido se van tornando ligeramente doradas, soltando así su característica aroma.
Es importante que remuevas con frecuencia para evitar que se quemen, además debes mantener el fuego bajo para impedir que el sésamo salte.
4Una vez que el sésamo esté tostado, déjalo enfriar en una bandeja de metal o en un plato. Si tienes una gran cantidad de semillas para tostar hazlo poco a poco, pues si llenas demasiado la sartén algunas semillas quedarán sin dorar.
Una vez tostado puedes conservar en un frasco de vidrio bien cerrado durante meses.
5Pero ¿dónde puedes usar el sésamo? Añádelo a tus ensaladas, a tus sopas, a las cremas de vegetales como el hummus o la crema de berenjenas y a tus tostadas o sándwiches, aportando un sabor delicioso. También puedes incorporarlo a platos de la gastronomía oriental como el sushi, los rollitos primavera o los rollos vegetales vietnamitas. Disfruta de su sabor y su aporte de fibra y dale un toque distinto a tus recetas.