Un plan de vida es aquello que nos ayuda a crear todo tipo de proyectos que vertebren nuestro desarrollo personal.
A pesar de que en nuestras vidas hay cosas que no controlamos, tener una noción de continuidad es importante para poder experimentar plenamente lo que el mundo nos depara. Y en este sentido, hay mucho que podemos hacer para asegurarnos de que uestras acciones están integradas en una secuencia de metas coherentes y bien organizadas, que están en consonancia con nuestros valores e intereses.
En este artículo veremos varios consejos acerca de cómo crear un plan de vida y de qué manera este puede ser aplicado a nuestro día a día.
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¿Cómo crear un plan de vida?
Puede que resulte paradójico, pero muchas veces creemos tener muy claras todas nuestras opiniones acerca de todo tipo de temas, pero no tenemos ni idea acerca de lo que haremos con nuestras propias vidas.
Justamente por eso, desarrollar y aplicar un plan de vida es interesante: nos permite encontrar un proyecto con el que casi siempre nos podemos identificar a pesar de que todo a nuestro alrededor vara cambiando con el tiempo.
Por supuesto, a veces aparecen momentos de crisis en los que un plan de vida deja de tener sentido. Pero estos periodos de incertidumbre no tienen por qué invalidar la idea en sí de tener objetivos y estrategias para acercarnos a ellos; simplemente nos exige crear un nuevo plan de vida. De esto se deriva también que cualquier momento es bueno para empezar uno de ellos, independientemente de la edad que uno tenga.
Así pues, veamos qué pasos hay que dar para crear un plan de vida a la medida de nuestras metas.
1. Analiza tus expectativas
En el primer paso, hay que pararse a pensar en cuál creemos que puede ser un margen de cambio realista acerca de nuestras condiciones de vida. Si nos obsesionamos en objetivos que solo podremos alcanzar siendo multimillonarios, por ejemplo, eso solo nos hará caer una y otra vez en la frustración, o bien postergar tanto la persecución de nuestras metas que poco a poco nos vayamos olvidando del plan de vida.
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2. Determina tus valores
Ningún plan de vida prosperará si va en contra de nuestros valores. Por eso, hay que tener claro cuáles son aquellos a los que les concedemos una mayor importancia. Para ello, lo mejor es hacer una lista en la que consten los principales valores que consideres relevantes, y luego ordénalos según su importancia. Si te cuesta pensar en varios, puedes encontrar ejemplos en este artículo: Los 10 tipos de valores: principios que rigen nuestras vidas.
3. Comprende aquello que te frena
Más allá de aquello que deseamos o que nos gustaría lograr, la mayoría de personas somos propensas a caer en determinadas "trampas" de nuestra mente. Por ejemplo, podemos ser vulnerables a ciertos pesamientos que nos tientan a no salir de nuestra zona de confort, facilitando que nos auto-saboteemos sin darnos cuenta de ello.
Pues bien: ser conscientes de la existencia de estos pensamientos-trampa nos permitirá detectarlos rápidamente y neutralizarlos antes de que distorsionen nuestra percepción sobre lo que nos conviene hacer tanto a corto como a largo plazo. Y como consecuencia, conocerse a uno mismo en este sentido ayudará a que diseñes tu plan de vida de una manera realmente informada y sin sufrir grandes sesgos que limiten tu potencial.
Para familiarizarte con estos elementos que suelen salir a tu paso y son capaces de frenarte, es recomendable que vayas escribiendo en un diario de emociones, en el que tomes nota de lo que has sentido en momentos significativos del día (anotando lugar, hora y qué estabas haciendo) y lo que has hecho justo espués.
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4. Determina tus necesidades
Piensa en aquello que más te llena, pero no seleccionando simplemente tus deseos del momento, sino aquellos objetivos generales que crees que pueden abarcar tus grandes proyectos vitales. Haz lo mismo que en el paso anterior: realiza un listado de necesidades y ordénalas priorizando las que sean más relevantes para ti. Quédate con un máximo de tres de ellas, dado que si tratas de aspirar a varias, posiblemente no puedas involucrarte demasiado en todas ellas.
Por otro lado, piensa que las mejores metas son las que involucran la felicidad de mucha gente, ya que su huella permanece durante más tiempo y de manera más estable que los casos en los que eres la única persona que lo aprecia. De todas formas, más allá de esta observación, es perfectamente válido orientar una vida a una meta que hará que la única persona que disfrute del fruto de años de trabajo.
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5. Transforma tus necesidades y valores en cadenas de acción
A partir de tus objetivos y valores, desarrolla una serie de cadenas de acciones que te lleven de la situación presente a tus metas. Es decir, ve de lo abstracto de tus objetivos y valores a lo concreto, las estrategias y métodos que te pueden llevar a donde quieres estar a varios años vista.
Una buena manera de hacerlo es pasar por varias capas de abstracción, generando objetivos generales y luego construyendo sub-objetivos a partir de ello. Por otro lado, procura fijarte fechas límite para hacer que tu compromiso con el plan de vida aumente.
6. Reflexiona sobre el rol que jugarán otras personas en tu vida
Sería un error realizar un plan de vida sin tener en cuenta al resto de las personas que nos rodean y que nos rodearán en un futuro. ¿Quieres alejarte de ciertas influencias negativas? ¿Te gustaría pasar más tiempo con aquellos a quienes quieres y aprecias? ¿Cómo combinarás eso con tus objetivos?
7. Aplica tu plan de vida y monitorízalo
No es suficiente con llevar a cabo las acciones necesarias para ir desarrollando el plan de vida. También hay que seguir controlando que esos objetivos a los que aspiramos tengan un sentido para nosotros. El simple paso del tiempo y nuestro propio proceso de maduración y aprendizaje hace que estas necesidades puedan cambiar de manera espontánea, y por eso necesitamos estar alerta para no continuar ciegamente con esos planes.
8. En caso de que la situación te desborde, acude a terapia psicológica
La psicoterapia no solo es útil en casos en los que sufrimos trastornos psicológicos; también es un contexto en el que podemos encontrar apoyo eficaz ante necesidades y problemas como la falta de un plan de vida desde el que seamos capaces de organizar nuestros objetivos y acciones formando un todo con sentido.
Y es que los psicólogos son los profesionales a los que acudir si sientes que te has sumido en una crisis existencial, si notas que te cuesta mucho gestionar el tiempo o si no tienes claro qué quieres lograr en lo relativo al trabajo, a las relaciones personales, al desarrollo personal, etc. Un psicoterapeuta no solamente te puede ayudar a conocerte mejor, también te dará apoyo y asistencia psicológica a la hora de pasar de las ideas a los hechos, desarrollando rutinas y hábitos para comportarte de acuerdo a tu plan de vida y sin ceder a la procrastinación.
Así pues, una vez que llegues a la conclusión de que no puedes avanzar por tu cuenta, el siguiente paso es elegir un psicólogo que se adapte a lo que necesitas.
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- Pink, D. H. (2010). Las sorprendente verdad sobre qué nos motiva (1a ed. edición). Barcelona: Centro Libros.