La Luna es la reina de la noche, quien es acompañada de sus miles de vasallas, las estrellas, o, al menos, más de un artista la ha visto así.
La selenofilia, es decir, la atracción hacia la Luna, es una palabra que usan quienes sienten fascinación por este astro nocturno, aunque, quizás, desconociendo la posible confusión que puede ocasionar el usar la terminación ‘filia’ en el ámbito de la psicopatología.
¿Es la selenofilia un trastorno? ¿Debo preocuparme por ver la belleza de la Luna? ¿Qué síntomas presenta? Todas estas preguntas serán contestadas a lo largo de este artículo.
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¿Qué es la selenofilia?
La selenofilia (del griego ‘Selene’, Luna, y ‘philia’, amor) es la atracción más llamativa de lo habitual hacia la Luna. Aunque su nombre pueda dar a entender que las personas que sienten esta particular atracción hacia el único satélite de la Tierra tengan algún tipo de perversión sexual, lo cierto es que no hace referencia a un trastorno psicológico.
No se debe pensar que la selenofilia y los selenofílicos deben clasificarse en el mismo grupo que otros tipos de atracciones poco comunes, como lo son la pedofilia, la zoofilia y la necrofilia. Estos tres ejemplos aquí citados son verdaderas conductas parafílicas y, en las tres, se perjudica a alguien o a algo. En el caso de la selenofilia, simplemente se trata de una cierta atracción intelectual y artística hacia la Luna, no un deseo de carácter sexual hacia este satélite.
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Características
En ningún manual diagnóstico aparece la palabra ‘selenofilia’ como si fuera un trastorno parafílico. No reúne las características para ser considerada un trastorno de ningún tipo y, si se trata de encontrarle síntoma, no se puede ver ninguno especialmente preocupante. De lo que sí es posible hablar es de una serie de características que reúnen las personas selenofílicas.
Habitualmente, las personas selenofílicas son quienes usan esta etiqueta, utilizándola para referirse a sí misma y solamente con la intención de diferenciarse del resto de personas quienes no sienten esta especial atracción hacia la Luna. Los selenofílicos a menudo son personas bohemias, que les gusta irse a dormir a altas horas de la noche contemplando el oscuro cielo iluminado por el pálido astro. Muchas de ellas se consideran a sí mismas nictofílicas también, es decir, atraídas por la envolvente oscuridad de la noche.
La Luna siempre ha inspirado, y no son pocas las obras artísticas que le han sido dedicadas. Y es que, de hecho, los selenofílicos son personas que tienden a expresarse por medio del arte. Por poner tan solo unos pocos ejemplos: De la Tierra a la Luna (1865), libro de Julio Verne, Claro de Luna (1801), sonata de Ludwig van Beethoven o Fly me to the moon (1956), canción de Frank Sinatra y ending de Neon Genesis Evangelion. La Luna, como podemos ver, ha sido siempre un bello astro que ha sido la musa de grandes artistas.
Aunque esto no se pueda asegurar del todo, no es poco común encontrar que las personas que sienten este deseo estético por la Luna sean individuos más bien introvertidos, quienes prefieren contemplar en su soledad el cielo nocturno. También se consideran a sí mismos personas con una inteligencia por encima de la media y con una más profunda capacidad de reflexión.
Posibles causas
Como ya hemos visto antes, la selenofilia no es un trastorno, así que tampoco se puede hablar de unas causas patológicas que la expliquen. Como dice el dicho, para gustos, los colores, y en cuanto a atracción por cosas, hay de todo. Los humanos presentamos diferencias individuales, las cuales confieren a la humanidad de un amplio espectro de variedad, mostrada en forma de rasgos, opiniones y, como es el caso de la selenofilia, gustos.
Eso sí, se puede relacionar el presentar ciertos rasgos de personalidad con esta peculiar atracción hacia la Luna. De hecho, como ya vimos antes, parece ser que personas introvertidas y con una particular capacidad de reflexión sienten este interés por el único satélite de la Tierra.
También, aunque es mucho suponer, el presentar unas capacidades intelectuales por encima de la media parece relacionarse con la selenofilia. Lo que sí se puede asegurar es que las personas con marcados intereses artísticos se muestran fascinadas por cómo este astro decora el cielo nocturno.
Consecuencias
Dado que es una preferencia y no un trastorno, es difícil encontrar consecuencias negativas de la selenofilia.
Sin embargo, sí que cabe decir que aquellas personas quienes se quedan a altas horas de la madrugada contemplando la Luna pueden estar privándose de horas de sueño, lo cual afecta negativamente a sus ciclos circadianos. Así, alterando los ciclos del sueño normales, el individuo podría mostrarse cansado e irritado al día siguiente, o dormirse a plena luz del día, pudiendo descuidar tareas que debe hacer en horarios diurnos como son el trabajo, dedicar tiempo a sus estudios o cuidar sus relaciones con familia y amigos.
Por otro lado, la fascinación por la Luna ha sido algo que ha contribuido de forma significativa en el arte y en la cultura, dado que en todo el mundo se le ha dedicado, de una u otra forma, atención a este satélite. También, desde perspectivas más filosóficas y religiosas, se ha dedicado a meditar sobre este satélite, permitiendo conocer de forma más cercana la naturaleza del mundo.
¿Requiere la selenofilia de tratamiento?
Como no es un trastorno parafílico real, tampoco precisa un tratamiento. Como ya íbamos comentando, se entiende por fílica toda aquella atracción hacia algo que suponga un problema patológico real, es decir, un tipo de preferencia sexual que implique daño o bien a quien la siente o hacia quien la realiza, como es la pedofilia.
Los selenofílicos difícilmente van a ver su vida desmejorada por sentir una fuerte atracción hacia la Luna. Valoran de forma más destacable que el resto de personas la belleza de la Luna, sin que ello roce el deseo sexual o querer cometer perversiones contra este astro. No hay sufrimiento ni para quien presenta selenofilia ni tampoco para el objeto de su atracción, la Luna.
Lo que sí requeriría tratamiento son los trastornos del sueño que puedan ser ocasionados por llevar al extremo esta fascinación hacia la Luna. Como hemos visto, el priorizar la observación de la Luna durante la noche y no irse a dormir cuando es conveniente puede afectar negativamente a la salud de la persona. En ese caso, se debería acudir a un profesional para tratar este comportamiento y, en caso necesario, tomar medicación para reajustar los ciclos circadianos.
Referencias bibliográficas:
- Casey, C. E. (1988). Selenophilia. Cambridge University Press. 47(1), 55 - 62.