El proceso de elaboración de los vinos prevé una larga serie de etapas diferentes en las que se van desarrollando todas las características principales de este líquido alcohólico. Tras haber analizado fases como la vendimia, el estrujado o el envejecimiento, ahora toca analizar la última: el embotellado.
Antes de analizar esta fase, es importante recordar que el envejecimiento reductor es llevado a cabo en el interior de la botella perfectamente cerrada, ya que los elementos del vino reaccionan entre sí sin recibir oxigenación alguna aparte de la que pasa por los poros del corcho. El proceso final de la elaboración puede variar si se trata de vinos tintos, vinos blancos o vinos espumosos. Aquí de paso vamos hablando de las principales fases del embotellado y también la clasificación final del tipo de vino elaborado:
Cuevas
Al embotellar el vino este es trasladado a cuevas subterráneas carentes de oxígeno y sin cambios de temperatura para completar la fase de envejecimiento, las botellas son colocadas de manera horizontal para que el vino humedezca el corcho y creen en este un cierre hermético de manera natural.
Aroma de vinos
Este proceso enriquece el aroma de los vinos, por lo que le da mayor complejidad y es por ello que los buenos vinos pueden ser envejecidos por muchos años antes de salir al mercado para su consumo. Finalmente los vinos son sacados de las cuevas, se limpian las botellas y se le colocan las etiquetas para ser comercializados.
Vinos Jóvenes
También se les llama vinos del año y son fabricados para comercializarlos de inmediato, por lo tanto, no pasan por el proceso de envejecimiento en barricas.
Vinos de Crianza
Son vinos tintos que han pasado por el período de envejecimiento por dos años con al menos 6 meses en madera para luego ser comercializados, los rosados y blancos deben tener un año en la bodega y 6 meses en barricas de madera.
Vinos de Reserva
Los vinos tintos deben tener 3 años en bodegas y uno en barrica mientras que los blancos y rosados, dos años en bodega y 6 meses en barricas.