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Cómo conservar el jamón serrano

Si hay algo claro en la gastronomía ibérica es que el jamón serrano ocupa un lugar privilegiado, siendo el ingrediente perfecto para tapear, preparar deliciosos bocatas o emparedados y acompañar diferentes platos. Pero para garantizar todo su sabor resulta fundamental conservarlo de forma adecuada, especialmente si se trata de una pieza entera que has elegido para tener en casa. Por eso, en unComo.com te explicamos cómo conservar el jamón serrano y disfrutarlo por más tiempo.

Pasos a seguir: 1

Para conservar el jamón serrano por más tiempo y de forma adecuada, hay un enemigo que debes evitar a toda costa: la humedad, culpable de que la pieza de jamón se llene de una capa de moho blanco que nos obliga a tener que desechar una porción del mismo. Por eso no solo importa la técnica que uses para taparlo y conservarlo, sino el lugar en el que lo ubiques.

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Para evitar al máximo la humedad, ubica la pieza de jamón serrano en un lugar de tu cocina o casa lo más seco posible. Dejarlo cerca de zonas como el lavaplatos, el fogón, la nevera u otros electrodomésticos que cambian de temperatura no es una buena idea, pues la pieza estará más propensa a humedecerse de forma rápida, lo que producirá moho.

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Además, resulta fundamental para conservar el jamón serrano, aislarlo adecuadamente para mantenerlo lo más libre posible de la humedad del ambiente sin sacrificar su sabor.

El primer paso es que al cortar la parte externa del jamón (la corteza o grasa) la conserves sin desecharla. Entonces, cada vez que cortes el jamón serrano tapa el corte con esta porción de grasa, de esta forma la humedad y el moho estarán aislados de la parte que consumirás la próxima vez.

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Luego de hacer esto, tapa el jamón con un trapo de algodón que sea ligero. De esta forma conseguirás que el mismo pueda estar oxigenado de forma adecuada, al tiempo que aislado de la humedad exterior y los insectos.

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Algunas personas, el lugar del trapo, prefieren tapar la pieza de jamón serrano con papel de aluminio o papel transparente. Aunque estas alternativas efectivamente aislarán al jamón de los insectos y la humedad, podrían alterar su sabor pues no permiten que la pieza se oxigene de forma adecuada, por eso no es recomendable optar por estas técnicas, sino más bien por la que se explica en el paso anterior.

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Conservar bien un jamón es mucho más fácil en invierno que en verano ya que las temperaturas cálidas secan más el jamón y las moscas e insectos lo dañan con más facilidad, por este motivo en verano debes prestar especial atención a la conservación de tu jamón.

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Una vez abierta la pieza de jamón el tiempo en el que es comestible dependerá de la conservación del mismo y la velocidad en que se seque. Un secado rápido hará que el corte sea más complicado y la calidad del jamón baje.