Las coliflores contienen pocas calorías, pero mucho agua, fibra y vitaminas. También son ricas en potasio y fósforo. Esto hace que sean una verdura muy completa y que se recomiende su ingesta. Además, tenemos la suerte de que es una verdura que se puede encontrar y consumir durante todo el año y puede cocinarse de múltiples maneras: desde cocida, al vapor, con mayonesa, con aceite y vinagre o rehogada, hasta en ensaladas. En unComo te damos unas pautas para que descubras cómo elegir una coliflor de forma adecuada cuando vayas al mercado.
Pasos a seguir: 1Cuando vayas a elegir una coliflor, escoge aquella cuya masa esté limpia, firme y bien compacta. Cuando hablamos de masa nos referimos a los cogollos. Las hojas deben tener un color verde y estar bien tiernas si queremos asegurarnos un buen ejemplar. Si la coliflor está blanda, perderá algo de sabor cuando la vayamos a cocinar.
2Una vez en casa con la coliflor comprada, guárdala siempre en el frigorífico. Lo mejor para su conservación es utilizar una bolsa de plástico a la que le hemos hecho previamente algunos agujeros para que la verdura “respire”. Sólo así, mantendremos sus cualidades nutricionales intactas hasta que vayamos a consumirla. En la nevera podemos guardarla hasta 5 o 6 días.
3No es recomendable lavarla hasta que vayamos a consumirla, pues si la pasamos por el grifo y la guardamos en la nevera, perderá nutrientes importantes.
4La coliflor es un vegetal que también puede ser congelado, pero en este caso te recomendamos que elijas sólo los cogollos que estén más firmes y blancos y los hiervas durante unos minutos. Cuando el hervor se haya enfriado, entonces puedes guardar las porciones de coliflor en un recipiente apto para congelar.