El running es una actividad física básica que consta en un movimiento constante y continuo no solo de los pies sino del cuerpo entero. Entre ellos está también el corazón y, sobre todo, la respiración. Por eso, tanto los principiantes como los corredores más experimentados deben tener en cuenta una serie de factores a la hora de lanzarse a practicar su deporte favorito.
La respiración es un factor de importancia fundamental. Cuando empezamos a correr de forma regular, es frecuente que inmediatamente pensemos en llevar la vestimenta y las zapatillas de running adecuadas o en hidratarnos apropiadamente, pero a veces se da poca relevancia al asunto de la respiración, y eso puede tener efectos muy negativos en el rendimiento de los que practican esta actividad deportiva.
Si disfrutas de este buen ejercicio, en unComo.com te damos algunas claves para que descubras cómo respirar durante una prueba de running.
Necesitarás:Empezar con un ritmo suave
Lo más importante es empezar cualquier tipo de carrera con un ritmo muy suave, que permita mantener el esfuerzo durante unos 20 minutos aproximadamente. Para llevar bien a cabo esta actividad, lo primero es ir de menos a más, es decir progresar día a día, con constancia, sin exagerar haciendo cambios de ritmo muy rápidos para los que no estamos preparados.
Mantener el ritmo constante
El ritmo de la respiración es algo que se va aprendiendo poco a poco, con la práctica pura y dura. La mayoría de los corredores profesionales realizan dos zancadas mientras inspiran y otras dos mientras expiran, pero no se trata de una regla imprescindible. Esto puede variar y cada corredor ha de darse cuenta de cuál es el ritmo que mejor se adapta a sus exigencias. Para ello, lo mejor es hacer una prueba utilizando diferentes ritmos de inspiración/espiración en días sucesivos y comparar las sensaciones.
Regular la intensidad
Lo más recomendado es hacer respiraciones cortas y superficiales, para mantener el patrón de respiración que mejor nos va, y evitar las respiraciones prolongadas y profundas, que nos hacen perder el ritmo y que debemos utilizar sólo como recurso ocasional ante un pico de esfuerzo como puede ser una subida u otro obstáculo.
Respirar con el diafragma
Lo que hay que hacer es llevar el aire “hacia el vientre” y no “hacia el pecho”. Aunque al principio parezca complicado, ésta es una maniobra fundamental que nos ayudará a optimizar la cantidad de oxígeno que aportamos a nuestros músculos. Debemos empezar a respirar con el diafragma de forma consciente, y poco a poco nos acostumbraremos y podremos realizar el gesto sin pensar.
Recuerda que
Correr es un tipo de actividad física aeróbica, que hace que nuestra respiración se acelere, ya que el consumo de oxígeno de nuestro cuerpo es mayor. Entonces, en el momento en el que se practica el running, se nota enseguida la típica sensación de “falta de aire” si no se respira de manera correcta, lo que afecta el rendimiento, de allí la importancia de hacerlo de manera adecuada.