La procrastinación es la tendencia a retrasar la realización de tareas u obligaciones, ya sea de manera consciente o semi-inconsciente. Es un problema que, si no es atendido, llega a instalarse en el día a día de la persona, condicionando su ritmo de vida y haciendo que se le acumulen las cosas por hacer y los motivos por los que sufrir estrés. Cuando interiorizamos la procrastinación, pasa a formar parte de nuestros hábitos y nos vuelve muy vulnerables a los imprevistos, además de predisponernos a hacer las cosas rápidamente y mal.
En este artículo haremos un repaso a las causas que pueden estar detrás de la costumbre de dejar “para más tarde” ese momento en el que debemos tomar una decisión relevante, algo que supone generar conflictos con los demás, perder oportunidades y ser incapaces de hacer frente a nuestras responsabilidades laborales, familiares e incuso de auto-cuidado.
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¿Cuáles son los principales motivos que nos llevan a procrastinar la toma de decisiones?
Como hemos visto, este fenómeno psicológico puede ocasionar un gran perjuicio en la persona que lo practica y afecta tanto a su productividad como a su salud física y mental, debido a los casos de estrés o ansiedad que puede propiciar.
Ante una toma de decisiones, existen una serie de motivos o causas que llevan a la persona a procrastinar en momentos decisivos, aquellos en los que hay que decantarse por una u otra opción desde un punto de vista estratégico: presentar una candidatura para un ascenso, decirle a alguien que nos gusta, elegir una carrera universitaria, etc. Estas son las más habituales.
1. No tener horario
No tener un horario claro es una de las primeras causas que nos pueden llevar a la procrastinación tanto en el ámbito laboral como en cualquier otro ámbito o responsabilidad que debamos atender en nuestro día a día.
La falta de estructura horaria hace que nos fatiguemos al tener que decidir constantemente qué hacer a continuación; es por eso que las personas que siguen diariamente un horario bien definido son más productivas y están más satisfechas con su rendimiento.
Mantener diariamente un horario laboral también nos ayudará a prevenir la aparición de trastornos psicológicos o emocionales como el estrés, la ansiedad o la depresión.
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2. Exceso de estrés laboral
El exceso de estrés laboral es uno de los trastornos más habituales en trabajadores de todo el mundo, que experimentan como las elevadas exigencias de trabajo y los ritmos laborales cada vez más elevados ejercen un efecto negativo en su salud mental.
Un estrés excesivo combinado con las tareas pendientes a las que debemos atender, hace que le tengamos miedo a la experiencia de afrontar ciertas tareas que vemos como problemas acumulados.
Este proceso se va convirtiendo en un bucle que se retroalimenta a sí mismo, llegando al punto en que podemos sentir estrés cada vez que nos ponemos a trabajar o que realizamos cualquier tarea que se nos encomienda.
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3. Falta de descanso
No haber dormido o descansado lo suficiente hace que nunca nos sintamos preparados para tomar decisiones importantes, o que no podamos estar los suficientemente atentos o concentrados debido a que nuestro cerebro está cansado o alterado.
Esto sucede especialmente cuando decidimos aprovechar horas de sueño por la noche para trabajar, creyendo que así rendiremos más cuando realmente lo que hacemos es sobrecargar nuestro cerebro y cansarnos excesivamente.
Es por eso que para trabajar bien y evitar la procrastinación se recomienda dormir correctamente y todas las horas que necesitemos para que tanto nuestro organismo como nuestro cerebro descansen de manera satisfactoria.
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4. Falta de asertividad
La falta de asertividad, es decir, no saber decir que no a los demás en situaciones en las que deberíamos defender nuestras posiciones personales, también promueve en muchos casos la procrastinación involuntaria.
Esta incapacidad para decir que “no” en momentos decisivos hace que prioricemos lo que nos piden y no nos encargamos de las tareas personales que de verdad son importantes para nosotros, lo que a la larga nos roba un tiempo valioso de trabajo.
5. Creer que cuanto más trabajo, más motivación
Algunas personas tienden a procrastinar porque consideran que cuanto mayor trabajo acumulado por hace tengan, más motivados estarán para realizarlo y mejor les saldrá el resultado final.
Lo cierto es que a mayor trabajo acumulado, mayor probabilidad de sobrecargarnos y de estresarnos, por eso es importante llevar el trabajo al día y terminar todas las obligaciones en el momento que se nos piden.
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6. Creer que necesitamos descansar más
Otra de las causas que nos empujan a veces a la procrastinación ante una toma de decisiones es la creencia de que necesitamos descansar un poco más antes de ponernos a trabajar, ya que cuanto más descansados estemos mejor rendiremos.
A menudo, esto refleja una indecisión y una falta de creencia en nosotros mismos, por eso algunas personas tienden a dilatar el momento en que se ponen a trabajar, ya que creen que aún no están preparados para hacerlo correctamente.
7. Miedo a fracasar
Esta es una de las causas más habituales para la procrastinación y puede ser un motivo subyacente en la causa anterior.
Algunas personas tienen tanto miedo a fracasar que deciden postergar al máximo el inicio del trabajo al que deben hacer frente, todo ello como mecanismo de defensa ante la creencia de que no van a saber realizar la tarea con éxito.
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