El vino rosado empezó a ser famoso en el siglo XXI, después de siglos de depreciación. Según los cronistas, el rosado es el primer vino de la historia de la humanidad. El vino era rosado por razones simples: ¡no se sabía hacer de otra manera! En aquella época las uvas se aplastaban, comprimían, para independizar el fluido de la piel y semillas, y después se ponía el fluido en tinajas, y ahí empezaba el proceso de fermentación. Así empezó la historia del rosado. Una cosa rara es que hoy, si cogemos el total del consumo de vino, solo un 9% es rosado. Sigue leyendo y descubre cómo se hace el vino rosado.
Vino rosado
La fama de Francia no solo reside en sus vinos blancos y tintos, sino también por sus rosados, especialmente los de Provence y Burdeos. Para los franceses, los rosados se pueden tomar con todo tipo de comida. De todas formas, lo que sí se hace en Francia es de tomar esta bebida en días de mucho calor. ¿Por qué? Pues dicen que el sabor ácido y de frutas es ideal para dar frescura.
Se dice que estos vinos rosados faltan de belicosidad y que son fieles a los aromas primarios de la uva con la cual se ha hecho el vino. La diferencia entre un rosado y un tinto es el tiempo que dejan la uva permanecer en contacto con su piel y las semillas. Para los tintos, puede durar entre seis y doce días. El rosado, en cambio, no supera habitualmente los tres días. Para algunos rosados, este contacto no dura más de algunas horas.
Cava rosado
Existe un rosado con burbujas, que es un cava rosado. Para hacer estos vinos espumosos que tienen mucha fama en España, se usa tradicionalmente el Monastress, la Garnacha, el Trepat y el Pinot Noir. Es importante destacar la diferencia entre los vinos claretes y los rosados. El rosado se fermenta sin incluir los hollejos. Los vinos claretes al contrario, fermentan con hollejos, igual que para los tintos.