La smart food es uno de los métodos de alimentación más novedosos. Se trata de un tipo de dieta que propone beneficios para la salud a medio plazo. Se basa en el consumo de productos funcionales, como batidos o barritas, para aquellos momentos en los que no tenemos opción de ingerir comidas más elaboradas.
De todos modos, para notar un efecto positivo es necesario combinar este método dietético con la práctica de ejercicio físico de forma regular. Si no se genera un estímulo en forma de actividad es posible que el organismo reduzca su eficacia metabólica.
Diferencia de la smart food frente a otros sustitutos alimenticios
El consumo de productos que sustituyen las comidas se ha planteado por primera vez hace años. Sin embargo, la mayor parte de los comestibles elaborados con este fin entraban dentro de la categoría de ultraprocesados industriales. Contaban con pocos ingredientes de calidad y con una concentración excesiva de aditivos poco saludables.
La smart food propone la creación de alimentos funcionales mediante el uso de ingredientes que han evidenciado propiedades positivas. Entre ellos se encuentran la avena, el aceite de oliva, las proteínas de guisantes, el gofio… La combinación de estos productos resulta en un comestible con buenos valores nutricionales.
Por otra parte, smart food no tiene por qué ser sinónimo de dieta hipocalórica. Es posible plantear un régimen que cubra los requerimientos diarias, tanto de energía como de nutrientes. Esto genera una buena adherencia, ya que se evita el pasar hambre entre horas.
¿Cuándo se toman los productos específicos de la smart food?
Cada persona puede elegir en qué momento del día introducir los alimentos propios de la smart food. Sin embargo, lo más habitual es su consumo en el desayuno y entre horas. Tanto la primera como la penúltima comida del día suelen ser las más conflictivas en cuanto a presencia de ultraprocesados. Dichos elementos son capaces de perjudicar a la salud, tal y como afirma un estudio publicado en la revista BMJ.
La inclusión de los alimentos smart food permite mejorar el aporte nutricional y evitar el consumo de grandes cantidades de azúcares simples y de grasas trans. A medio plazo esto se traduce en una menor incidencia de la diabetes de tipo 2 y de otras patologías de carácter metabólico que condicionan la composición corporal.
No obstante, también es posible consumir esta clase de productos en la comida y en la cena, de forma complementaria a los platos elaborados o incluso en sustitución de los mismos. Esto si, en ningún caso se debe eliminar la presencia de vegetales de la dieta. Estos alimentos se caracterizan por la presencia de antioxidantes, elementos que han demostrado ser determinantes para prevenir el desarrollo de patologías complejas.
La smart food respeta el medioambiente
Otro de los beneficios de la smart food es que muchos de los alimentos de este plan de alimentación se elaboran en dosis justas para su consumo en cada momento del día. Esto hace que tiremos menos alimentos, reduciendo así la génesis de basuras y de elementos de desecho. Con esto se consigue ahorrar una gran cantidad de comestibles, lo que supone una mejora a nivel ecológico.
Incluso es posible encontrar alimentos que están preparados a partir de restos de ingredientes de buena calidad que iban a ser desechados. En ocasiones se tiran a la basura partes sabrosas y nutritivas de ciertos productos a nivel industrial. Su aprovechamiento puede resultar positivo tanto para la salud humana como para el medio ambiente.
Smart food, una nueva forma de alimentarse
Como has visto, la smart food resulta un método de alimentación novedoso que propone el consumo de snacks a lo largo del día elaborados a partir de ingredientes frescos y con elevada densidad nutricional. De todos modos, sigue siendo determinante revisar el etiquetado de estos productos para asegurarnos de que están libres de azúcares añadidos y de aditivos artificiales.
Por otra parte, la inclusión de estos comestibles en la dieta no debe suponer la reducción de la ingesta de alimentos saludables, como los vegetales. Es importante garantizar que se cubren los requerimientos proteicos diarios y que se consumen antioxidantes en cantidades suficientes.