Los alcoholes ya eran conocidos en las Galias durante la época romana. Pero los términos alcohol, alambique y alquimia derivan del árabe. Los árabes inplantaron la técnica de la destilación en la Península. Desde sus inicios, el alcohol pasó por tener propiedades mágicas y se utilizaba con fines terapéuticos además se le añadían frutos y plantas para adornar su sabor y reforzar su poder medicinal.
Pasos a seguir: 1Haciendo macerar frutos y plantas en el aguardiente se obtuvieron numerosos elixires y licores, cuyas fórmulas secretas se han transmitido de generación en generación. Sin embargo la llegada del azúcar de caña de las Antillas en el sigloXVIII y las especias marcó una nueva etapa en la fabricación de los licores.
2Es evidente que el alcohol es uno de los mejores conservantes que se conoce. En el se pueden macerar infinidad de frutos y frutas, pudiendo diluir también ciertas cantidades de azúcar al gusto, así como rebajar su grado alcohólico mediante la adición de agua destilada.
3Durante este proceso de maceración las frutas se irán impregnando de alcohol, pero también el aguardiente adquirirá los sabores y los aromas de éstas. Para realizar una conserva casera es preferible utilizar alcohol procedente de vino, es decir, alcohol vínico, ya sea blanco o con ciertas tonalidades, aromas y sabores adquiridos de la madera en la que han permanecido durante su maceración, como el brandy o el cognac.
4El alcohol es un antiséptico enérgico que permite conservar perfectamente ciertas frutas, a condición, eso sí, de que tenga una graduación elevada, pues el agua de vegetación de la fruta pasa al alcohol y le rebaja la graduación. También tiene que ser uno sin gusto especial, al objeto de no desvirtuar el de la fruta. Por eso lo que más conviene es el aguardiente de 50 a 70 grados, según la clase de fruta tratada.
5No deben conservarse en alcohol si no son frutas muy hermosas y en su punto de madurez, absolutamente sanas y muy frescas, sin grietas, cortes ni golpes, exentas de picaduras de gusano. El melocoton que tiene una piel aterciopelada, debe pelarse, la fruta con hueso debe atravesarse con unos cuantos alfilerazos, para evitar que se agriete y para que el alcohol pueda penetrar en ella.
6Deje macerar la fruta en alcohol durante un mes o mes y medio y añada entonces azúcar, en mayor o menor cantidad según la fruta tratada. Las conservas de frutas cítricas maceradas y conservadas en orujo de alta graduación, son extraordinariamente apetitosas servidas en una fuente de porcelana y azucaradas o con unas gotitas de miel.