Para aprovechar todas las propiedades de los alimentos que consumimos, es necesario que sepamos cómo conservarlos. En unComo te hemos dado varios tips de cómo conservar ciertos alimentos, y en este artículo lo haremos con los pimientos. El pimiento es un vegetal que pertenece a la familia de las Solanáceas, en esta familia son pocas las especies comestibles y entre ellas se encuentran el tomate, la patata y el pimiento, grandes aportadores de la gastronomía e indispensables en toda cocina. A continuación te diremos varias maneras de cómo conservar los pimientos, con el propósito de que estos no pierdan ni sus propiedades nutricionales ni su sabor y te puedan durar muchos días, sin necesidad de tener que ir por ellos al mercado.
Para usarlos a los pocos días de haberlos comprado
Puedes almacenarlos tranquilamente en el cajón de las verduras dentro de tu refrigerador o nevera, después de haberlos sacado de la bolsa de plástico o envase en el que vienen del mercado; esto permitirá que haya flujo de aire adecuado, evitando magulladuras. Con una refrigeración adecuada, un pimiento sano puede durar entre 3 y 5 días en el refrigerador. Esto funciona para cualquier tipo de pimiento.
En el congelador
Para conservar los pimientos en el congelador, necesitarás: pimientos, bandeja, recipiente o bolsas para congelar, papel film de plástico.
Selecciona en el mercado pimientos que no tengan manchas ni golpes. Estos, aunque parezcan que están perfectos para cocinar el mismo día, probablemente ya estén muy maduros y de seguro ya perdieron propiedades. Los que escojas deben tener tanto el tallo como la piel perfectos y firmes. Lávalos bien, córtalos por la mitad transversalmente y sácales el corazón, las venitas y todas las semillas sobrantes. Corta los pimientos como prefieras: en tiritas, en tacos pequeños, grandes, en rodajas, etc. Extiéndelos en una bandeja y haz una capa que cubra toda la bandeja. Lleva la bandeja al congelador y déjala allí hasta que estén todos congelados. Retira la bandeja del congelador y a continuación tienes varias opciones:
- Poner todos los pimientos en un recipiente de plástico apto para congelador
- Ponerlos en una bolsa especial para congelar alimentos (eliminando de esta la mayor cantidad de aire posible)
- Agruparlos en pequeñas cantidades y envolverlos en papel film de plástico y luego guardarlos en la bolsa o recipiente. De esta manera descongelarás solo la cantidad que vayas a usar para cada receta. Y, finalmente, lleva la bolsa o el recipiente al congelador.
Pimientos rojos en vinagre
En este caso, necesitarás: 1 kg de pimientos rojos grandes, 50 g de azúcar, 300 ml de vino blanco, 100 ml de aceite de oliva extra virgen, 25 g de sal marina, 1 diente de ajo.
De nuevo, deberás escoger pimientos que tengan la piel firme, brillante y sin magulladuras. Tendrás que lavarlos bien, retirar el tallo y las semillas y cortar en tiras gruesas a lo largo del pimiento. En una olla grande y profunda poner el vinagre, el aceite, el azúcar y la sal. Calentar a fuego alto. Cuando comience a hervir, bajar el fuego a medio/bajo y agregar los pimientos poco a poco mientras vas removiendo, de manera que todos se vayan impregnando de la mezcla. Continuar removiendo y cocinarlos durante 10 minutos aproximadamente, sin dejar de remover, por intervalos para lograr una cocción uniforme y no se peguen entre ellos. Todavía calientes, introducimos los pimientos en el recipiente, completamos con el líquido de la olla y añadimos un diente de ajo pelado. Evita que queden huecos de aire en el interior del recipiente antes de taparlo. Es muy importante este punto, pues de lo contrario la conserva puede perderse. Para lograrlo, vamos removiendo todo el contenido del recipiente, de manera que los pimientos vayan ajustándose y rellenamos con el líquido necesario. Debe quedar 1 cm de líquido por encima de los pimientos.
Pimientos rojos asados en aceite de oliva
Necesitarás: pimientos rojos, aceite de oliva, dientes de ajo, botella con corcho para conserva, romero, pimienta en grano y sal marina.
Corta los pimientos en tiras delgadas, pueden tener el largo que prefieras. Escoge una bandeja para hornear que tenga poca profundidad y extiende los pimientos sobre esta, formando una capa uniforme. Calienta el horno a unos 150ºC. Hornea durante una hora aproximadamente, voltéandolos en intervalos de 10 a 15 minutos. Cada vez que les des vuelta debes rociarlos con aceite de oliva, ya sea con un rociador especial o con una brocha pastelera. Sabrás cuando estén listos cuando puedas introducir con facilidad la punta de un tenedor. Por otro lado, pon a hervir agua en una cacerola profunda y lava la botella y el corcho que usarás para conservar tus pimientos. Sumerge la botella y el corcho en la cacerola con agua hirviendo, déjalo así por aproximadamente 20 minutos. Saca la botella y el corcho y ponlos a secar sobre papel de cocina. Mete en la botella tantos pimientos como quepan. Agrega un poco de romero seco, 1 cucharada de sal marina, un diente de ajo pelado y picado y algunos granos de pimienta. Termina de llenar la botella con aceite de oliva hasta que quede 1 cm de aceite por encima de los pimientos, tápala con el corcho y llévala al congelador. Déjala así por lo menos una semana antes de usar los pimientos por primera vez. Mientras más tiempo permanezcan los pimientos en esta mezcla, más sabor tendrán. Los pimientos pueden durar así hasta un año.
Con un deshidratador para conservar a largo plazo
El pimiento seco puede usarse en muchas recetas y lo positivo es que se reconstituye perfectamente, no pierde su sabor ni sus propiedades. Para deshidratarlos: límpialos bien, quita el corazón, el tallo y las semillas. Córtalos en pedazos grandes y los colocas en el deshidratador. El tiempo y el modo de deshidratación dependerá del modelo de cada fabricante. Sigue las instrucciones de cada uno para un correcto secado.
Blanqueados y congelados
Con esta técnica se conservarán por períodos prolongados de tiempo, hasta un año. Para blanquearlos: lava bien los pimientos, quítales el corazón y todo resto de semilla. Introdúcelos en agua hirviendo y déjalos así durante 2 a 3 minutos. Déjalos reposar y congélalos en un recipiente apto para congelador. Se pueden congelar enteros, cortados en pedazos grandes, en rodajas o picados en pedazos pequeños.