Con el autismo afectando a uno de cada 68 niños y sin respuestas concluyentes sobre las causas del trastorno, muchos investigadores están estudiando la posibilidad de que los factores ambientales influyan en el TEA. Varios estudios importantes han indicado que puede haber un vínculo entre las partículas y los productos químicos en la contaminación del aire y la probabilidad de que un niño desarrolle autismo.
Evidencia que vincula el autismo con la contaminación del aire
Aunque existe una fuerte base genética para el autismo, los investigadores también están estudiando los factores ambientales como la contaminación del aire. En general, estos estudios se enfocan en la exposición a partículas y sustancias químicas de la contaminación del aire mientras se está en el útero y poco después del nacimiento. La evidencia parece sugerir que la exposición a la contaminación del aire durante esta importante ventana de desarrollo puede empeorar las vulnerabilidades genéticas en algunos niños.
Las tasas de autismo aumentan cerca de las autopistas
Uno de los primeros estudios para vincular el autismo y la contaminación del aire se realizó en 2010 y se publicó en la revista Environmental Health Perspectives. El estudio examinó a más de 500 niños, más de la mitad de los cuales fueron diagnosticados con autismo. Comparó el diagnóstico del niño con si su madre vivía cerca de una autopista durante su embarazo.
Aunque el estudio no se centró en las partículas del aire o los productos químicos en la contaminación del aire, encontró que cuanto más cerca vivía una madre de una autopista, mayor era la probabilidad de que su hijo desarrollara autismo.
Contaminación del aire por mercurio
En 2011, la revista Reviews on Environmental Health publicó un estudio centrado en las tasas de autismo y enfermedad de Alzheimer en áreas con altos niveles de contaminación del aire por mercurio en Texas y California. Estas áreas estaban cerca de centrales eléctricas a carbón y otras fuentes de contaminación del aire por mercurio, y el estudio encontró que también había más casos de autismo en estos lugares.
Aunque el estudio no indicó una relación causal, los autores enfatizaron que indicaba un vínculo potencial.
Exposición a partículas y dióxido de nitrógeno
Un estudio de 2013 en el Journal of the American Medical Association también examinó a más de 500 niños, de los cuales aproximadamente la mitad tenía TEA. El estudio encontró que la exposición al dióxido de nitrógeno y partículas en el aire durante el desarrollo prenatal y el primer año de vida aumentó significativamente la probabilidad de que a un niño se le diagnostique autismo.
Los autores del estudio advirtieron que esto mostraba una correlación entre la contaminación del aire y el autismo y que aún no se había descubierto una relación causal.
Toxinas de la contaminación del aire
En 2014, otro estudio, también publicado en Environmental Health Perspectives, examinó varias de las toxinas específicas en la contaminación del aire y cómo se relacionan con las tasas de autismo. El estudio se centró en 325 casos de TEA y más de 22 000 niños neurotípicos y estudió la exposición química durante el embarazo y la primera infancia.
Los investigadores encontraron que la exposición al diesel y al mercurio tenía el vínculo más significativo con el diagnóstico de autismo, pero otras sustancias químicas, como el manganeso, el plomo y el cloruro de metileno, también estaban implicadas en una mayor probabilidad de desarrollar el trastorno. Además, el estudio encontró que estos químicos parecían tener un mayor impacto en los bebés varones que en las niñas.
Exposición prenatal a partículas
Un estudio de 2014 publicado en la revista Environmental Health Perspectives examinó a más de 1700 niños, 245 de los cuales fueron diagnosticados con TEA. Los investigadores midieron las partículas en el aire en el lugar donde vivían las madres de los niños durante el embarazo y descubrieron que los niveles más altos de partículas aumentaban el riesgo de autismo.
Además, el riesgo parecía mayor cuando las madres estaban expuestas a las partículas durante el tercer trimestre del embarazo.
Expresión Genética
Un estudio de 2014 en la revista Epidemiology se basó en investigaciones anteriores al centrarse en cómo la contaminación del aire podría influir en la expresión de un gen que también se ha relacionado previamente con el autismo. Estudios anteriores en ratones habían demostrado que el gen de la tirosina quinasa del receptor MET se activaba cuando se exponía a sustancias químicas que imitaban la contaminación del aire, y esta activación del gen provocaba síntomas de TEA.
Los investigadores estudiaron a más de 300 niños para comparar el nivel de exposición a la contaminación del aire y si este gen estaba activado. El estudio encontró que la exposición a la contaminación del aire, incluido el dióxido de nitrógeno, las partículas y el ozono, estaba relacionada con esta vulnerabilidad genética.
¿La contaminación del aire causa autismo?
Si bien estos estudios muestran un vínculo entre el ASD y las sustancias químicas y las partículas en el aire, no indican necesariamente que la contaminación del aire provoque el autismo. En cambio, simplemente muestran que el nivel de contaminación del aire parece ser un factor relacionado. Es probable que otros factores estén involucrados. Por ejemplo, puede ser que la contaminación del aire sea mayor en las áreas metropolitanas, y estas áreas también tienen mejores recursos para identificar el autismo.
Para saber si estos químicos y partículas realmente causan el trastorno, los científicos deberán investigar más. Puede pasar algún tiempo antes de que la información que obtengan pueda ayudar a prevenir futuros casos de ASD, y los investigadores pueden descubrir una causa diferente para el trastorno.
Implicaciones para las familias
Hay mucha investigación sobre los factores que pueden influir en el autismo, y puede ser difícil determinar cómo la investigación realmente afecta la vida diaria de las familias.
Implicaciones para los niños mayores
Los estudios sobre el autismo y la contaminación del aire se han centrado en el período prenatal y la primera infancia. Hasta el momento, no hay estudios que indiquen un vínculo entre la contaminación del aire y el autismo en niños mayores y adultos.
Si tiene un hijo mayor o es un adulto con TEA, es posible que esta investigación no tenga implicaciones prácticas. Todavía es una buena idea evitar la contaminación del aire tanto como sea posible por otras razones de salud.
Implicaciones para bebés y mujeres embarazadas
Si está embarazada o es madre de un recién nacido, puede tener sentido limitar su exposición a la contaminación del aire tanto como sea posible. La contaminación del aire no es buena para nadie, y si es un factor posible en el desarrollo del autismo, es aconsejable controlarlo tanto como sea posible. Pruebe algunos de estos consejos:
- Obtenga información sobre cómo se mide la calidad del aire y cómo se compara su área con otros lugares.
- Considere cambiar sus hábitos para evitar la contaminación intensa y las horas de mucho tráfico.
- Elija pasar tiempo al aire libre cuando el índice de calidad del aire de su área indique que la contaminación es mínima.
Se requiere más investigación
Aunque los investigadores han encontrado un vínculo probable entre el autismo y la contaminación del aire, todavía hay muchas cosas que no se conocen. Tomará tiempo para que los científicos determinen si las partículas y los químicos en el aire realmente causan el trastorno y cómo esta información afecta a los padres nuevos y futuros. Esta es un área de investigación prometedora y es probable que haya muchos más estudios sobre este tema.