Es frecuente que la gente se apunte al gimnasio para mejorar la salud. Pero, aunque algunos lo nieguen, lograr un aspecto físico atractivo también es uno de los objetivos prioritarios.
Hacer deportes es saludables y aporta muchos beneficios no solamente para nuestro bienestar físico, sino también mental. Ahora bien, si queremos perder peso, el ejercicio físico es solo una parte de nuestra tarea. El control de los aspectos psicológicos y la correcta alimentación van a determinar nuestro éxito o fracaso.
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Errores más usuales a la hora de ponerse a dieta
Pero ponerse a dieta no es fácil y cuando pasadas unas semanas se compruebe que la capa de grasa que cubre el cuerpo no ha desaparecido, llega la frustración y la desmotivación.
En este artículo te explicamos cuáles son los errores más comunes a la hora de ponerse a dieta.
1. No ser realista
Sin duda, uno de los errores más frecuentes es no ser realista. Cuando comenzamos una dieta, es posible que estemos hiper motivados, que nos hayamos hecho una idea de lo que será nuestro cuerpo al cabo de unos meses y lo bien que no sentiremos. Pero la realidad, es que la pérdida de peso es un proceso lento, en que hay que trabajar duro; y dependiendo del porcentaje de grasa corporal, necesitaremos más o menos tiempo.
La falta de motivación no es buena, pero tampoco lo es el exceso, que suele acabar en frustración y, paradójicamente, en desmotivación.
2. Seguir una dieta milagrosa
Y claro, no ser realista viene causado muchas veces por la desinformación. Internet y el mundo digital ha entrado en nuestras vidas pisando con fuerza. En este contexto, es fácil dejarse llevar por la infoxicación. Además, las grandes empresas dedicadas al sector de la nutrición, nos bombardean constantemente con mensajes que nos envían una visión errónea de la realidad. Parece fácil lograr un cuerpo diez en un mes siguiendo un tipo de dieta o consumiendo un suplemento determinado.
En las últimas décadas, han ido surgiendo distintas dietas que no son nada saludables. Por ejemplo, algunas reducen la ingesta de carbohidratos, o se basan en el consumo excesivo de proteínas. La realidad es la siguiente: En cuanto a la nutrición, lo atajos no son buenos. Esto puede producir un efecto rebote al cabo de un tiempo, y las consecuencias no solo afectan a nuestra salud, sino a nuesto objetivo de perder peso.
3. No comer suficiente
Pero, además estas dietas, hay otras que simplemente nos hacen pasar hambre. Es cierto que cuando queremos perder peso debemos consumir menos calorías de las que quemamos. Pero eso no quiere decir que debamos ponernos en huelga de hambre. Hay que seleccionar alimentos que nos sacian y consumir productos con un alto poder nutritivo.
4. No comer 5 veces al día
Además, otra estrategia muy empleada es la de comer 5 veces al día. De esta manera evitamos pasar largas horas en ayunas, y nuestro cuerpo esta siempre bien nutrido, lo que tendrá un efecto positivo no solamente a la hora de perder peso, sino que nuestra concentración o nuestro estado mental también se beneficiará.
En definitiva, si repartimos las calorías diarias en 5 comidas y es posible controlar el hambre, la mantener el cuerpo y el metabolismo en niveles óptimos y, además, nos permite adelgazar.
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5. Saltarse el desayuno
Especialmente importante, y por eso hay que destacarlo, es saltarse el desayuno ¡Craso error! El desayuno es, quizás, la comida más importante del día. Si no desayunamos, este hecho nos acompañará durante todo el día. Ahora bien, igualmente importante es cenar. Se puede cenar ligero, pero no irse a la cama sin cenar, porque a media noche podemos sufrir las consecuencias.
6. No dormir bien
Dormir bien o mal va a ser crucial a la hora de seguir una dieta o no. Si duermes bien, nuestro metabolismo va a funcionar mejor. De lo contrario, si duermes mal, vas a estar cansado durante el día lo que te va a afectar a tus otros hábitos como la alimentación.
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7. Estilo de vida estresado
El estilo de vida estresado es perjudicial para seguir una dieta. Raramente conseguirás comer a las horas idóneas prepararte la comida correcta, por lo que resultará en un total fracaso. Además, esto te obligará a comer rápido, lo que influirá en lograr la saciedad.
8. No practicar ejercicio físico
Como ya se ha comentado, la práctica deportiva es esencial para perder esos kilitos de más. Son varios los estudios que demuestran que, para la pérdida de grasa a largo plazo, es necesario combinar los aspectos nutritivos con la práctica del ejercicio físico. Sin este último factor, difícilmente lograrás provocar el desequilibrio energético de forma saludable..
9. No estar bien hidratado
El agua es esencial no solo para la vida, sino que también lo es si estamos a dieta. El agua te va a ayudar a sentirte lleno y quemar grasa y, además, si haces deporte estarás hidratado. Una buena opción es beber agua con limón, que además te aportará una dosis extra de vitamina C
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10. No incluir frutas
Las frutas son alimentos con pocas calorías pero un valor nutritivo muy alto. Además, contienen fibra que ayuda a regular nuestro intestino y nos hacen sentir saciados. Cambiar los alimentos poco saludables, por ejemplo la bollería industrial, por fruta es una gran opción. Le estaremos dando al cuerpo una opción saludable llena de vitaminas.
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11. No controlar el azúcar y la sal
La sal y el azúcar no son buenos para la pérdida de peso ni para la dieta. Mientras la sal es responsable de la retención de líquidos, el exceso de consumo de azúcar aumenta los niveles de insulina.
El la actualidad, se consumen muchos alimentos con índice glucémico alto, como los hidratos de carbono procedentes de cereales refinados (por ejemplo, la bollería industrial) y del azúcar. Estos alimentos provocan que se produzca hiperglucemia y, en consecuencia, tengamos un pico de energía y después un incremento en el hambre. Por eso se recomienda el consumo de carbohidratos de absorción lenta (por ejemplo, el arroz integral) que nos mantiene saciados durante más tiempo.
12. Comer productos light
Existe mucho marketing detrás los productos light. Sin embargo, una investigación del National Obesity Forum y la Public Health Collaboration (instituciones del Reino Unido) afirma que consumir frecuentemente estos alimentos bajos en calorías puede generar tanta o más cantidad de azúcar y grasas que lo que en principio dicen eliminar. Por tanto, en la medida de lo posible, es mejor evitarlos.